La situación económica que atraviesa el país es de crisis y los coletazos llegan a la ciudad. Desde hace varios meses, PUEBLO Regional viene relevando la actividad de industriales y comercios de la zona para tener una perspectiva de la realidad local. En ese marco, la caída del consumo y la disminución del poder adquisitivo se traducen en un congelamiento generalizado. En el caso del asador La Tranquera, un comercio clásico en la gastronomía venadense, también manifiesta los síntomas de la recesión disparada con las medidas económicas adoptadas el último año. “Nosotros estamos como todos, dependemos de la gente y si no le alcanza, nos impacta. Nos tenemos ventas como otros años”, dice Rubén, el titular del comercio.
Las alteraciones en el consumo provocaron una revisión de las compras en la carne. En La Tranquera tuvieron que inventar promociones para poder sostener las ventas. “Estamos en un 65% de lo que vendíamos el año pasado. En algunos casos ha llegado a bajar un 40%. Cada familia se tiene que transformar en economistas para poder comprarnos”, afirma.
Los costos del asador se amplificaron considerablemente y eso los pone en un marco en el que, ante la caída abrupta del consumo, no se pueden agrandar los márgenes y se trabaja casi al límite. “Con los costos sufrimos, porque si ponemos el precio real que tendría que ser, nos escapamos y ya la gente lo pensaría dos o tres veces para venir. Estamos todos con el mismo problema, no podemos poner el margen que tiene que tener la mercadería”, asegura Rubén, y agrega que intentan no achicar personal, a pesar que la coyuntura impone, en algunos casos, tomar decisiones indeseables.
“El que está desde hace años no le podes decir que no venga más, estamos llevándola como se puede. Estamos esperando a ver si llega ese movimiento que dice, pero todavía no se ve. Yo el año pasado no estaba en esta situación. Durante la semana a veces no entra casi gente y eso no pasaba”, resume.
