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El Empalme y Massimino: nacer, crecer, luchar, amar y ver partir siempre junto al club

(PR- Santiago Córdoba- Pablo Tomás Almena) El viernes pasado el club El Empalme cumplió 100 años y la institución lo festejó a lo grande, recibiendo el abrazo de toda la comunidad de Venado Tuerto. Vecinos, simpatizantes, otras instituciones, se hicieron presentes en este hecho tan poco frecuente y generador de orgullo. Asistieron a la celebración las autoridades de la ciudad encabezadas por el intendente Leonel Chiarella y el presidente del Concejo Juan Ignacio Pellegrini y el senador Lisandro Enrico.

Oscar Massimino, secretario del Club El Empalme, brindó su testimonio ante PR. Su familia, como tantas otras, se desarrolló a la luz del Club Campestre Empalme. El club se encastra en la historia y esa pertenencia es casi un legado familiar que pasa de padres a hijos. Son tres las generaciones de su familia que pasaron por la institución: empezó su papá y ahora están él y su hijo. “Las generaciones van pasando y lamentablemente los más importante no están. De las personas que fundaron el club quedaron sólo cinco con vida”, reflexiona Oscar. Las paredes de El Empalme respiran historias de ayer y de hoy. Massimino infla el pecho, y cometa: “la gente que fundó el club se reunían en el gabín del ferrocarril. Ahí salió la idea de formar un club, porque no tenían dónde reunirse los domingos para pasar el día. Empezaron con el fútbol. Lo fuerte del club fue el fútbol, desde el año ‘22 hasta el ‘57 en que se inauguró la cancha de Paleta”. La vida social de la institución siempre fue tan importante como lo deportivo. Y así lo señala Oscar al recordar que “en el ’65 empezaron con los bailes. Primero se empezó haciendo el baile del aniversario, en el mes de junio, y después en la época que estaba yo (año ‘77 o ’78) se empezaron con los bailes todos los meses. Venía gente de todos lados”.

Reflexionando sobre cuál fue el perfil de los fundadores, el actual secretario del Club El Empalme, comentó que “uno de los fundadores Juan Muffa, que donó las tierras. Según dice ‘la gente grande’ era más de lo que hay en este momento. Ahora hay 2 ¼ ha. Antes eran 3 has. Antes no había papeles, era todo de palabra, que valía más. Quién compró las tierras le sacó una parte al club”.
“Lo bueno de esto es que el club sigue existiendo”, reflexiona. Y comenta que “hablando con gente que están en el gobierno de Santa Fe nos decían que no hay ningún club de campo a doscientos kilómetros a la redonda. Acá nosotros tenemos a cinco kilómetros la escuelita, y en épocas de inundaciones se ha prestado el club para que la escuela de clase acá”.

Luego de un impasse de dos años, el club poco a poco vuelve a recuperar su impronta. “Volvieron los bailes tradicionales, los torneos de paleta, el fútbol de los sábados. Gracias a Dios, se volvió a la normalidad. Nosotros tuvimos dos años parados. Es mucho tiempo. Afectó mucho a la gente grande. La gente grande durante esos dos años estuvo encerrada. Ahora les cuesta mucho volver”.
Oscar Massimino confiesa que le cuesta mucho pensar su vida sin el club. En cada etapa. A cada momento. “Me puse de novio acá en el club. Me casé y todo. Tengo tres hijos, nietos y mi hija con el marido son conserjes del club. Estaban en Buenos Aires y los traje para ser los conserjes”. Respecto a qué a cambiado, nostálgico, dice: “de otras familias fundadoras algunos ya no están. Algunos se fueron y vienen. Otros se siguen juntando algunos nietos… Mucha gente conocida ha desaparecido, al igual que la colonia. La colonia desparecieron todos. Los que no fallecieron se fueron a vivir al pueblo y no vuelven. En lo personal estoy muy emocionado. Hay muchos recuerdos, mucho vivido… Yo hace cuarenta y cinco años que estoy en la comisión”.

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