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Ronda Caracol: Crearon un emprendimiento de juegos didácticos en madera

(PR/RocíoGuzmán) Ronda Caracol está conformado por un grupo de jóvenes del Centro Educativo Terapéutico “Trazando”, diseñan juegos en madera y son “un boom”. Crean teatrillos, muñequitos y casitas de encastre e ingenio, que ofician de escenarios para relatos fantásticos. Los venden a maestras, jardines de infantes y particulares, en ferias y en redes sociales.

“Ronda Caracol”, como llamaron a este emprendimiento perteneciente a Trazando, se dedica a la fabricación de juguetes didácticos artesanales, destinados a docentes y a niños, permitiéndoles imaginar historias nunca antes contadas y a aprender escuchando. 

Pueblo Regional se acercó a la institución ubicada en Lisandro de la Torre al 1100, para conocer el “taller de artesanías en maderas”. Allí dialogamos con las docentes Fabiana y Nora, que están a cargo del grupo de jóvenes adultos con distintas discapacidades, que los lunes y los viernes, se reúnen a crear y trabajar. 

Sus productos son una opción diferente, para que los niños puedan desarrollar su imaginación en tiempos en los que la tecnología ha ganado tanto espacio. Con el fin de que el niño refuerce su desarrollo intelectual de una manera lúdica y que aprenda jugando. 

Jorge, Federico, Luisina, Nazareno, Yamila, Marianela, Noelia y Ariel (que por compromisos laborales no se encontraba) son quienes trabajaban la materia prima y hacen realidad los cuentos más conocidos para los chiquitos: Peter Pan, Toy Story, La Bella y la Bestia, entre otros.


“Lijamos, cortamos las maderas y pintamos”, cuentan vergonzosos.

Fabiana, una de las docentes a cargo, nos explicó que Ariel, es un joven hipoacúsico que se dedica a la carpintería y que al tener herramientas en su hogar, es el encargado de hacer los cortes para que la madera encastre.
Luego, contó que los muñecos que acompañan las casitas son toreados, para ello necesitan una máquina especial que en Venado Tuerto, la tienen muy pocas personas, una de ellas es el Luthier, Abel Bensi, que se encarga de crear las piezas con palos de escoba y luego tornearlas para darles forma de “hombresito”.

En otro punto de la conversación, Fabiana explicó que los muñecos están dirigidos para niños y docentes, como recursos para contar un cuento. “Los muñequitos llaman mucho la atención de los nenes, juegan más de lo que la gente cree, los niños transforman el muñeco para dramatizar cualquier cosita que encuentran. Además de formar parte de un cuento, tenemos una variedad grande para que cada uno pueda incorporarlo en cualquier relato. Los llamamos ´crea tu propia aventura´, para que los chicos elijan cuales quieren comprar y armar su set”. 

A la vez, Nora, otra de las docentes, agregó que la idea “es el juego dramático” tanto con los cuentos como los teatrillos que vienen con títeres incluidos, y añadió: “nosotros hacemos todo, pensar la idea, el diseño y adaptar los cuentos para que no sean extensos”.


En tanto que los teatrillos, son estructuras que simulan un “mini teatro”, donde aparecen títeres animados que cuentan diversas historias.

El año pasado, el grupo fue a la feria de fin de año de Trazando, que hizo una exposición de trabajos para las familias. “Tuvimos la oportunidad de compartir con niños en una feria y los chicos elegían los juguetes que querían comprar, los que les llama la atención por un color, por los personajes o la historia que ya conocen. Llevamos los trabajos para mostrar y terminamos con una gran venta”, narraron.

Más adelante, expusieron los cuentos en la feria de emprendedores de la ciudad. También crearon pesebres que vendían por redes sociales y en persona. Todo fue un gran éxito. 

  

Por otro lado, los chicos contaron que cada juguete lleva su tiempo, pero que la parte que más les gusta es pintarlos, porque si bien pueden apegarse a los personajes de un cuento, también pueden imaginar los propios. 

Las maestras, mirando con el cariño que sólo una docente comprometida puede hacer, manifestaron que el trabajo también representa un momento de confianza. Trabajando han celebrado cumpleaños, incluso acompañando a los chicos en momentos no tan gratos.

“Nos vamos acompañando en distintas situaciones, que se nos van presentando”, dijeron con miradas de amor.

LA SALA ELEGIDA 

“Todos los trabajos se hacen en esa sala”, expresó Fabiana mientras desmontaba un mueble con piezas y herramientas que usan cotidianamente, incluso aquellas que tienen su complejidad, como las lijadoras eléctricas.

“Encontrar un espacio, tener un lugar estable donde podamos tener las herramientas guardadas y cuidadas, y también armando los juegos, llevó su tiempo”, comenzó relatando

La institución, “este lugar donde estamos ahora” dijo señalando el espacio, no disponía de esta sala. Recién el año pasado se alquiló.

También remarcó el apoyo de la Institución en cuanto a sus necesidades.

TODO CUENTO TIENE UN INICIO
En el 2020, durante la pandemia, Ronda Caracol tuvo su primer encuentro con la gente de la ONG Imagina, que les propuso participar de una campaña del papel. La idea era que presentaran un proyecto y el que resultara ganador recibiría el dinero recaudado. 

“Presentamos el proyecto de fabricación de juguetes artesanales, que era algo que veníamos charlando, la elección tuvo que ver con que Ariel era carpintero, había chicos y chicas que estaban interesados en el tema de la infancia. En su momento había otros miembros, y todos fuimos aportando. Así que se armó ese proyecto y se presentó a Imagina que decidió apoyarnos. Con ese apoyo, que no fue económico solamente, porque nos asesoraron y orientaron sobre la organización del área laboral, pudimos arrancar con este sueño”, contaron. 

Con ese dinero, pudieron comprar las maquinarias que necesitaban y los materiales.


SU VIDRIERA AL MUNDO
Todos los jóvenes realizan múltiples tareas para los que son muy buenos, sin embargo, cuando pensaron la idea no dejaron afuera las redes sociales: su vidriera al mundo.

Luisina, una de las jovencitas, es quien se encarga de contestar los mensajes y publicar las novedades. Ella coloca en el “feed” de la red social comunicados y fotos de sus compañeros trabajando.

“Luisi es muy constante en las redes”, acotó Fabiana. 

“Voy buscando ideas”, añadió Luisina con sonrisa tímida.

LA UNIÓN, SU MEJOR REPRESENTANTE
Ronda Caracol fue pensado desde cero, tanto el nombre como los lineamientos a seguir llevaron su tiempo. Luego vino el esfuerzo de pensar y hacer un logo.

 

 

“Sentimos que esto de ronda caracol hablaba de nosotros, de algo que nos unía, que nos hacía un grupo”, sostuvieron y añadieron: “Acá nos ayudamos entre todos, vamos viendo la fortaleza que tiene cada uno. No tenemos problema de decir: ́esto no me gusta, ¿qué te parece?, ¿lo lije bien?. Entre todos lo hacemos”. 

LA EXCELENCIA
Las docentes acotaron que también buscan la excelencia en los trabajos producidos. “Buscamos que los productos están lindos, poder vender algo que esté bien hecho, que esté terminado, le buscamos el detalle, y nos esforzamos en el packaging”.



Los jóvenes se llevan muy bien, pese a que hay diferentes edades que oscilan entre los 21 y los 34 años. Sin embargo, se muestran compinches y entusiasmados en hacer. 

TRABAJO AUTÓNOMO, COOPERATIVO Y COMUNITARIO
Tanto Nora como Fabiana, subrayaron que este emprendimiento no tiene que ver con la inclusión laboral de una empresa privada, sino que es algo más interno de la institución. Sin embargo, se capacitan y hacen prácticas. Eligiendo lo que les gusta y trabajando para mejorar.

“Esto surgió un poco de la pandemia, cuando empezamos a trabajar desde esta posibilidad, como un trabajo autónomo, cooperativo y comunitario”, afirmaron. 

Los chicos elaboran según la demanda, aunque siempre tiene stock disponible. Los productos los ofrecen a través de su Instagram: rondacaracol.

Como un espiral, la historia de cada uno se une en el centro de este emprendimiento que trabaja los valores, el compañerismo, la inclusión, los ideales y los sueños. 

Ronda Caracol representa mucho más que un grupo de jovencitos que tuvieron una idea allá por el 2020, cuando azotó la pandemia. Ronda Caracol representa una realidad mucho más compleja pero esperanzadora: los jóvenes con discapacidad tienen compromiso y pueden crear y trabajar con autonomía e independencia. Pensando en el otro, rompiendo estereotipos y prejuicios. 

Los chicos de Ronda Caracol enseñan más de lo creen, porque están comprometidos a demostrar que no son diferentes ni especiales, sino que son productivos y capaces de hacer y ser mucho más de lo que la gente piensa.

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