Cuatro venadenses, un rosarino y un bonaerense fueron imputados este viernes como coautores del plan criminal que terminó en el asesinato a sangre fría de Gustavo “Bocha” Figueroa y la tentativa de homicidio de Juan Manuel L. cometida el 17 de octubre pasado en el pabellón 17 de la Unidad Penal 11, de Piñero. El crimen del Bocha Figueroa, de 41 años e integrante de la banda Los Cuatreros con estrechos lazos con Los Monos, fue recordado el 20 de octubre pasado cuando pesquisas indicaron que no descartaban que tuviera relación con la misteriosa desaparición de uno de sus enemigos, Mauricio “Caníbal o Mauri” Laferrara de la banda de Esteban Alvarado, quien se evaporó de la cárcel de porteña de Deboto. El fiscal Adrián Spelta estuvo a cargo de la acusación para los seis sospechosos por el homicidio del Bocha Figueroa que fue aceptada por el juez Hernán Postma, el cual les dictó la prisión preventiva por el plazo de ley y ordenó el traslado a otra prisión con aviso previo a la Justicia federal debido a que tanto víctima como victimarios estaban alojados en Piñero por causas de narcomenudeo.
Los imputados por los delitos de homicidio doloso calificado por el concurso premeditado de dos o más personas en grado de tentativa y consumado, fueron identificados como Diego Mauricio G., de 29 años y a un paso del juicio oral por integrar la banda del narco Mauro Novelino; Fabricio “El Gordo Fabri” M., de 35; Diego F., de 33, y Joan G., de 32, todos oriundos de Venado Tuerto. Además, se suman el bonaerense Marcelo N., de 51, y el rosarino Alan E., de 25.
En la audiencia de este viernes, el fiscal Spelta reconstruyó en base a los indicios recabados hasta el momento que todo se trató de un plan criminal orquestado por el sexteto que consistió primero en neutralizar a siete internos que eran compañeros del Bocha para luego poder asesinarlo a golpes y puntazos en su celda del pabellón 17.
La víctima estaba en Piñero desde 2020 y junto a Rodrigo Rígoli –también relacionado a Los Monos–, ambos detenidos por narcomenudeo y delegados del pabellón 17. A principios de este año fueron trasladados a la Unidad Penal 1 de Coronda, donde en abril Rígoli fue hallado muerto en su celda y los investigadores no descartaban ninguna hipótesis aunque algunos indicios dieran cuenta de que se hubiera quitado la vida.
Tras la confusa muerte en custodia de Rígoli, Bocha Figueroa volvió al pabellón 17 y fuentes relacionadas al caso indicaron que ya no era la misma relación con los reclusos por lo que en el último tiempo sufría desafíos constantes.
En ese contexto fue que Spelta contó que alrededor de las 19 del martes 17 de octubre pasado, el Bocha Figueroa advirtió el ataque y trabó la puerta de la celda 13. Afuera, Diego G. sorprendió por la espalda a Juan Manuel L., cuando salía de la celda 6 y lo apuñaló con un arma casera. Juan Manuel se defendió, pero Galván le pegó otros dos puntazos, en el brazo izquierdo y en el abdomen. El joven quedó internado en grave estado en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca). “Todo ello con la clara finalidad de terminar con su vida, objetivo que efectivamente no pudo conseguir por circunstancia ajenas a su voluntad”, explicó el fiscal para agregar que la víctima logró escapar hacia el patio y empezó a pedir ayuda al personal del Servicio Penitenciario.
El plan ya se había puesto en marcha y en simultáneo, Marcelo N., Joan G. junto a otros presos, aún no individualizados, atacaron a los internos César M., Gabriel L., Germán R., Facundo L., Denis G. y Miguel R., quienes estaban en la celda 6 y terminaron con heridas leves por los golpes propinados.
“Tras haber neutralizado toda posibilidad de resistencia o defensa por parte de las víctimas, quienes asimismo conformaban parte del grupo que el señor Gustavo Figueroa integraba y tenía mayor afinidad”, Diego G. y el rosarino Alan E., fueron a buscar al Bocha, quien había trabado la puerta desde adentro de su celda, la 13.
Por lograr violentarla, la dupla contó con la ayuda del bonaerense Diego F. y del Gordo Fabri. El cuarteto logró abrir la puerta y se metieron a la celda para terminar con la faena.
Diego G. y el joven rosarino tenían elementos punzantes e hirieron de gravedad al Bocha, a quien luego obligaron a salir a los empujones. En ese momento, entró en acción Diego F. y le pegó con un elemento contundente, el cual no fue especificado, y lo desmayó.
No conforme, el Gordo Fabri le propinó “otro golpe con un elemento contundente, para así concluir el plan criminal oportunamente planificado”, concluyó el fiscal en su acusación y pidió al juez Postma la prisión preventiva por el plazo de ley para el sexteto.
Tras escuchar tanto a la Fiscalía como los argumentos de las defensas de los sospechosos, el magistrado aceptó la imputación y les dictó el plazo máximo de prisión en esta etapa, que son dos años hasta el juicio oral.
Crimen en Piñero y desaparición en Devoto
Si bien el móvil del plan criminal para matar al Bocha no se conoció aún, los pesquisas que tienen a cargo la investigación por la misteriosa desaparición de Caníbal Laferrara de la cárcel de Deboto en la capital federal, no descartan que tuvieran relación.
Es que a pesar de que la Justicia federal pidió a Interpol el alerta roja y ofrece una recompensa de cinco millones de pesos para dar con el joven rosarino, quien cuenta con dos condenas a perpetua por tres homicidios como sicario de Alvarado, una de las hipótesis es que no escapó de Devoto sino que lo asesinaron y su cuerpo fue descartado en bolsas de basura el mismo martes momento después de que mataran a Figueroa.
El Bocha era tío de Cristian Enrique, una de las víctimas por las que recibió una de las perpetua el año pasado Caníbal Laferrara en el juicio que compartió con su jefe Alvarado.
Figueroa estaba sindicado como integrante de la banda Los Cuatreros de Cabín 9 y con estrechos vínculos con Los Monos, tenía una condena de diciembre de 2020 a cinco años de prisión por parte de la Justica federal de Rosario por considerarlo partícipe secundario en el secuestro extorsivo del comerciante de la comunidad gitana, Colián Miguel, de 76 años, cometido por cinco personas el 3 de septiembre de 2018 en su concesionaria de autos de Arijón y Crespo.
Miguel fue liberado a las tres horas en Presidente Perón y avenida Circunvalación. De la investigación surgió que los secuestradores le exigieron a la familia una suma millonaria, aunque ellos negaron que hubieran hecho el pago del rescate.
Bocha Figueroa fue detenido un mes más tarde del secuestro junto a siete personas en el marco de múltiples allanamientos en Cabín 9, de la localidad de Pérez. Fue el 21 de octubre de 2018 y al día siguiente al menos cuatro personas, algunas con chalecos de la Policía de Investigaciones (PDI), emboscaron a su sobrino y se lo llevaron en un auto de la vereda de su casa, también en Cabín 9.
Se trataba de Cristian Enrique, quien nunca estuvo formalmente acusado en la causa por el secuestro de Miguel pero los pesquisas lo nombraban por debajo. A los 20 días, una persona llamó a su madre y le dijo que el cuerpo de Cristian estaba en un zanjón de la ruta 14. “El bocón de su hijo está tirado a la salida de Soldini, por la ruta 14, entre el kilómetro 6 y 7. Decile al bocón del Bocha que se cuide con lo que dice porque con la mafia no se jode”, fue el mensaje que lo dio el interlocutor a la mujer, quien avisó al personal de la Policía Federal y tras un operativo hallaron el cuerpo del joven, de 23 años.
Por el secuestro y el asesinato a golpes de Enrique fue condenado a prisión perpetua Caníbal Laferrara el año pasado donde también fue responsabilizado por participar en el homicidio similar del prestamista, también relacionado a Los Monos, Lucio Maldonado.
Para el 2020, el Bocha Figueroa recibió la libertad condicional aunque al poco tiempo volvió a prisión luego de que la Justicia federal lo procesara por infracción a la ley de Drogas 23.737 en el marco de una investigación que databa de 2017. Volvió al pabellón 17 de Piñero y tras un fugaz paso por Coronda terminó asesinado por sus compañeros de celda, el mismo martes 17 de octubre último que fue visto Caníbal Laferrara en Devoto.
Fuente: El Ciudadano