(PR/Norma Migueles) Este domingo, tal como ocurrió en todo el país, se conmemora el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia al cumplirse el 48° aniversario de conocerse el Comunicado N° 2 de la Junta Militar integrada por los genocidas Rafael Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti, quienes informaban que las Fuerzas Armadas se hacían cargo del control operacional del País (1976), dando inicio a la dictadura cívico-militar que finalizó en 1983, tras la derrota de Malvinas. Corto tiempo en la historia de los pueblos, pero con tremendo impacto en la cultura, economía y el desarrollo del país y el pueblo argentino.
El acto oficial, presidido por el intendente Leonel Chiarella, se realizó en la plaza de la Democracia de Venado Tuerto. Las oradoras fueron Griselda Rúa, presidenta del Instituto Venadense por la Memoria, la Verdad y la Justicia; y la secretaria de Territorialidad y Desarrollo Cultural del Gobierno de Venado Tuerto, Miriam Carabajal. Ambas hicieron hincapié, cada una desde su mirada, sobre el pasado reciente y los tiempos actuales.
Participaron del encuentro abanderados de escuelas de la ciudad; representantes del Instituto Venadense por la Memoria, la Verdad y la Justicia, quienes recibieron un presente de parte del intendente; familiares de desaparecidos; concejales, legisladores provinciales; funcionarios y público en general.
El cierre estuvo a cargo de integrantes de la Escuela Municipal de Teatro Musical, que dirigen los profesores Alfredo Diale y Andrea Oviedo. Las marchas oficiales fueron interpretadas por la Banda Municipal Cayetano Silva y entonadas por Vanesa Rondán, del Coro Lírico Municipal.
Una herida que no cierra
Griselda Rúa fue la primera oradora, quien tras repasar cómo se orquestó el Golpe de Estado que derrocó el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, se refirió a las consecuencias
«La dictadura nos dejó secuelas gravísimas en todo el cuerpo social, porque vinieron a imponer a sangre y fuego un modelo económico y social que destruyó la industria nacional y el trabajo de los argentinos. Hubo fábricas cerradas con trabajadores en la calle, extranjerización de la economía, pérdida de soberanía, incluso con una guerra absurda en su concepción y realización», planteó.
En la misma línea, agregó: «Por todo esto, a 48 años del golpe más sangriento de toda nuestra historia como país, y cuando en el cielo de la Democracia aparecen nubarrones negros alimentados desde lo más alto del poder político con mensajes de odio para los que no pensamos como ellos, cuando con total impunidad se violenta a una compañera integrante de H.I.J.0.S. en Buenos Aires, mientras se comienza a echar trabajadores del Estado, se cierran organismos públicos, se desfinancia a la cultura popular, se pretende reinstaurar la teoría de los dos demonios diciendo que hubo una guerra, se pone en duda el número de compañeros detenidos desaparecidos, desde el Instituto Venadense por la Memoria, la Verdad y la Justicia decimos con toda la fuerza: No hubo guerra, fue un genocidio planificado, son 30.000, Democracia para siempre… Dictadura, nunca más!»
La memoria
Por su parte, Miriam Carbajal, habló de un pacto común que «hoy resulta estratégico proteger, y es la memoria, verdad y justicia que fue construida por un enorme esfuerzo colectivo durante mas de cuatro décadas, con el compromiso de partidos políticos, organismo de Derechos Humanos, pero que también corresponde a toda la sociedad Argentina».
Luego, destacó que «memoria colectiva se construyó en un escenario donde las fuerzas políticas mayoritarias, con sus idas y vueltas acompañaron el aprendizaje y fundamos entonces nuestro pacto común de convivencia. Para protegerlo hoy debemos defender los procesos de transmisión generacional, si eso no ocurre no podemos seguir vinculando pasado, presente y futuro en defensa de la verdad y la memoria».
A continuación, advirtió: «No es un debate de algunos, no es un slogan, necesitamos hablar, contar lo que pasó a los más jóvenes, para que no se pierda: debemos proteger nuestra memoria democrática para que se sepa todo lo que supimos hacer como sociedad para enfrentar el horror con verdad, justicia y memoria. No hay lugar para cuestionar a las víctimas, a los sobrevivientes, a los testigos, a las familias, no podemos invertir los roles de víctimas y victimarios».
Con la mirada puesta en la plaza de la Memoria, Carabajal recordó que se construyó en 2005 y en 2012 se le puso nombre de Plaza de la Democracia. “El desafío ahora es proteger los espacios de la verdad, las que conocemos, que caminan en la ciudad, para que nadie se atreva a negarlas”, concluyó.