(PR/Giuliana Ghignone) En la semana de parto respetado, la licenciada Laura Arraigada explicó de qué se trata la Ley 25.929 aprobada hace dos décadas, cómo fue cambiando la maternidad y qué puntos aún no se respetan.
“El parto respetado implica, la no vulneración de los derechos de la persona gestante y del bebé por nacer. Es el respeto por nuestro cuerpo, por nuestros tiempos, tanto biológicos como psicológicos, respeto por la llegada al mundo de nuestro hijo, respeto por los deseos y necesidades de esa mujer en este momento tan particular y vulnerable de la vida”, explicó la profesional que desde hace años se dedica al acompañamiento de las familias como psicóloga perinatal.
“Si bien estamos acostumbrados a hablar solo del momento del parto, la Ley 25.929 de Parto Respetado incluye la etapa de embarazo, parto y posparto, como etapas sensibles y en las cuales la mujer tiene derecho a estar acompañada por la persona que elija y a recibir información del progreso del embarazo y parto”, resaltó Arraigada.
Un sinfín de realidades se despliegan a nivel nacional a la hora de traer al mundo a una persona y resulta clave conocer los derechos que propician las condiciones ideales. “Pienso que tener un parto respetado depende más del pensamiento y la concepción que tienen los profesionales, más que el lugar donde el parto se desarrolla”, destacó la especialista quien además aclaró que existe una confusión entre lo que significa tener un parto respetado y el mobiliario que la institución brinda. “La Ley hace referencia a que la mujer pueda tener libertad de movimiento en su trabajo de parto, pero si le damos una esfera y la infantilizamos con el trato, no estaríamos dentro de un parto respetado”, agregó la licenciada.
Entonces, si bien un ambiente cálido y un espacio donde poder movilizarse es necesario para que el trabajo de parto se desarrolle, igual de importante resulta que el trato hacia la mujer sea digno.
“Lo mismo sucede con las cesáreas, se tiende a pensar que por tener una cesárea no pueden ser partos respetados. El respeto es a la persona gestante y sus decisiones, no depende del tipo de parto. El respeto no es una moda y de a poco se van viendo algunos cambios en el sistema de salud”, enfatizó.
Durante los encuentros con las madres, la entrevistada conoce su historia y así juntas exploran las posibilidades, destacando el rol clave de la información a la hora de tomar decisiones. Abordando temáticas como lactancia, parto y puerperio.
A la hora de hablar del parto respetado existen conceptos que se mencionan con frecuencia y que resultan claves para las gestantes. Por un lado, “hora sagrada” al que la profesional describió cómo los 60 a 90 minutos luego del nacimiento, en el cual se recomienda el contacto “piel con piel”, cuerpo del recién nacido sobre el torso desnudo de su madre. Tiene múltiples beneficios, entre ellos, regula la temperatura corporal, normaliza el nivel de glucosa en sangre, baja los niveles de estrés por el nacimiento y promueve la lactancia materna, entre otros. “Es uno de los pocos derechos que se respeta, después de la pandemia, muchas instituciones prohíben las visitas en el área de maternidad lo cual favorece el apego precoz y la lactancia materna”, acotó Arraigada.
Por otra parte, el plan de parto es un documento que expresa los deseos y necesidades de la pareja con respecto al proceso de preparto, parto y nacimiento del bebe, en función de los derechos que la ley 25. 929 establece y a la cual Santa Fe adhirió. Aunque de acuerdo a la experiencia de la profesional, las instituciones los reciben pero generalmente hacen caso omiso de los deseos de la familia.
El rol de la mujer en la sociedad ha ido cambiando, la lucha del colectivo ha sido el motor de cambios significativos aunque aún las desigualdades están a la vista. “Históricamente, la labor femenina estaba asociada únicamente a la maternidad y el cuidado que esta requiere. La creciente introducción en el mundo laboral por parte de las mujeres, es uno de los principales cambios que se dan en la concepción de maternidad. Sin embargo, la mujer sigue siendo la principal responsable de las tareas vinculadas con el cuidado del hogar, como la limpieza, el cuidado de la ropa o la preparación de comidas, mientras que el papel del hombre en estas tareas aún hoy es secundario. Como sociedad nos queda mucho camino por recorrer, las mujeres hemos conseguido puestos laborales similares a los hombres pero en el ámbito familiar, estos cambios son menos visibles”, expresó Laura.