(PR/Giuliana Ghignone) Como cada 5 de septiembre, Argentina celebra el Día del Scout y el Día de la Buena Acción Diaria. Para evocar esta fecha, Pueblo Regional dialogó con la referente del movimiento scout en Venado Tuerto, María Alejandra Zabala.
«Nuestro grupo quiere invitar a la sociedad a que se sume en lo cotidiano y a realizar buenas acciones. Uno, con pequeñas acciones, puede hacer mucho bien a la sociedad, por ejemplo, ceder el paso, decir gracias, por favor y descubrir la sorpresa del otro. Salir un poco de nuestro lugar y ver al otro», contó.
Con la premisa de sumarse a ayudar y colaborar, alrededor de 70 scouts se reúnen cada sábado, comparten proyectos, actividades lúdicas para ponderar valores y disfrutar en la naturaleza. La espera, el respeto por el otro, el trabajo en equipo, modelar la personalidad de uno y aceptar las diferencias con el otro, son parte de los cimientos del scoutismo, que nació hace 100 años en Argentina.
Actualmente, la sede de Venado Tuerto cuenta con un grupo de niños de 7 a 10 años; otro de 11 a 14, que son los adolescentes que «salen a comerse al mundo» y a darse cuenta que necesitan trabajar en equipo y aprenden haciendo.
«Este año se incorporó el grupo de ‘caminantes’ (de 14 a 17 años), quienes arman equipos de trabajo para llevar a cabo proyectos para la sociedad, el barrio o una institución. Es un grupo difícil porque si bien están en la adolescencia pura, donde hay muchas otras propuestas y donde el consumismo y la forma de divertirse es otra, acá se fortalecen cuestiones como acercarse para compartir desde otro lugar o divertirse con lo simple», agregó Zabala. A su vez, la organización cuenta con adultos ex scouts o personas que se forman para acompañar en cada encuentro. «Estamos abiertos a recibir a todos los voluntarios que quieran sumarse para colaborar», amplió.
«Siempre listas y listos», este lema es un símbolo del movimiento scout que identifica a estos jóvenes de Argentina y del mundo.
Actualmente, María Alejandra Zabala es jefa del grupo scout 678, pero recuerda momentos y anécdotas que le regaló este movimiento desde sus 11 años, cuando compartían actividades con otros niños. Ahora, de adulta, en su rol de madre, la ilusión de que sus hijos vivan esta experiencia fue parte de su motivación. «Llegar y ver la sonrisa de los niños, su compromiso y ganas de continuar haciendo es hermoso», concluyó.