(PR/Norma Migueles) Sebastián Mondino y su pareja Darío, dos jóvenes domiciliados en Elortondo, fueron víctimas de un violento robo el último sábado cuando asistieron a una fiesta en horas de la noche. Los delincuentes barretearon una reja, la ventana e ingresaron a la casa, de la que se llevaron dinero en efectivo (pesos y dólares), dos notebooks, perfumes, secador de cabello y bebidas, entre otros elementos.
Sebastián admite que aún está en shock al recordar el escenario que encontraron al arribar en las primeras horas del domingo a la vivienda. Siente con mucho dolor la pérdida de las computadoras portátiles, ya que en ellas estaban alojados los archivos laborales. Además, a la pérdida de sus ahorros y otros elementos, se suma el persistente temor de que la vivienda dejó de ser un lugar seguro.
«Queremos que esta situación se visibilice, que no le vuelva a pasar a otra persona, quizás que nos cuidemos todos entre los vecinos. A veces por el trabajo o por la rutina, nos olvidamos de mirar o escuchar lo que esta pasando, y en una localidad como la nuestra estas cosas no pueden suceder», planteó Sebastián.
Luego, agregó: «Ahora que nos pasó, nos damos cuenta que hay que extremar las condiciones de seguridad y no tener nada de valor en la casa. Lamentablemente, no sabemos si es gente de otro lugar o son de acá o si nos conocen y saben nuestros movimientos. Hoy, queremos pedir por nuestras computadoras y si a alguien se la ofrecen o saben dónde pueden estar, las queremos recuperar porque en ellas hay un año de trabajo».
Mientras tanto, a los jóvenes los persigue la imagen de la casa revuelta, los cajones dados vueltas, las cajas, los roperos, la falta del dinero que era de una institución de la localidad de la que Darío es su administrador y también sus propios ahorros. «Somos dos laburantes y lo que teníamos lo fuimos ahorrando de a poco», lamentó Sebastián.