(Rosario/12) El 2018 cerró en Santa Fe con 248 empresas del sector pyme que se acogieron al paraguas legal del Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC), y así subió la vara de la delicada situación que atraviesan las industrias que dependen sobremanera del deprimido mercado interno. La cifra, superior a la registrada en 2017, reencendió el alerta en la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe) y en los gremios afectados: técnicamente, significa que las fuentes laborales de unos 20 mil trabajadores están en riesgo. No es una proporción menor en una provincia cuyo sector de Manufacturas de Origen Industrial (MOI) emplea a unos 120 mil obreros registrados.
«La industria genera entre el 70 y 80 por ciento de la mano de obra ocupada, y sin embargo falta política orientada a la industria. Nuestro sector debería ser una prioridad en la agenda política nacional y provincial, pero no lo es. El 80 por ciento del PBI y del consumo interno depende de la industria y sucede que aquello se retrae cada vez más y la gente piensa en sostenerse y en sobrevivir nomás», trazó con preocupación Víctor Sarmiento, vicepresidente de Fisfe en declaraciones a radio Sí 98.9.
La sensación sombría que experimenta la patronal industrial sintoniza al otro lado de la mesa, con los sindicatos. «No vemos señales de que el modelo vaya a cambiar, todas las medidas que se toman son de ajuste, de achique al consumo, de pegarle al poder adquisitivo, aumentan las tarifas, los impuestos, el transporte, todo va en contra del consumo y la producción», decía el titular de la Unión Obrera Metalúrgica de Rosario, Antonio Donello, en la edición del lunes de Rosario/12. Su gremio sufre la recesión en el rubro de electrodomésticos y línea blanca, pero también hubo otros grandes perdedores del año como la industria textil y del calzado.
Una consulta en el Ministerio de Trabajo de Santa Fe confirmó que el año pasado hubo más empresas pymes que solicitaron el PPC en comparación con 2017.
«No hay política industrial. Estamos subsidiando la generación de trabajo en India, en China, en Estados Unidos, pero no en Argentina. Con la gran cantidad de stock que apareció cuando liberaron las importaciones es muy difícil seguir produciendo nacional», advirtió el empresario santafesino.
La suba de tarifas y costos fijos, más el encarecimiento del financiamiento, conformaron un cóctel demasiado indigesto para empresas chicas cuyo mercado depende sólo del consumo interno. «¿Qué país crece con tasas del 70 por ciento. El sector financiero ha sido el gran ganador, de 7 mil millones en 2017 pasaron a ganar 27 mil millones en 2018. Este modelo estruja la rentabilidad de la industria y el bolsillo del asalariado», repelió Sarmiento.
Para mediados del año pasado ya eran 210 los PPC tramitados en la cartera laboral, claro que -explicó una fuente ministerial- muchos corresponden a empresas que gestionan la renovación del que ya habían homologado en un período anterior. Con todo, confirmaron que en 2018 hubo un nivel récord de solicitudes de PPC iniciadas. Según el vice de Fisfe, además hay unas 60 empresas solicitantes en espera.
El PPC es un mecanismo legal de negociación como paso previo de empresas que evalúan despidos o suspensiones en circunstancias especiales: cuando la crisis afecta a más del 15 por ciento del personal de empresas con menos de 400 trabajadores, o 10 por ciento si el plantel es de entre 400 y 1000 empleados. Por lo general, lo tramita el empleador, aunque también puede solicitarlo el sindicato correspondiente. Tras ello, el Ministerio cita a las partes a sucesivas audiencias destinadas a normalizar la situación. Mientras dura el proceso, la empresa no puede despedir ni suspender trabajadores, ni estos deben iniciar huelga ni medida de fuerza.
Ayer el dirigente de Fisfe reclamó «trabajar con un horizonte claro, sin imprevistos que lo lleven a uno a estrellarse». Y reclamó al gobierno «una política industrial real. Este país no vivirá de la exportación solamente sino del mercado interno. En el mundo todos están siendo proteccionistas y nosotros le abrimos a cualquiera», reprochó.