Se acercan las elecciones y el agro ya empezó a poner las cartas sobre la mesa con candidatos en distintos partidos, pertenecientes a diversas actividades productivas o empresas del sector de varios puntos del país.
En ese escenario, el caso de Braulio Andrés Mutuberria se diferencia, ya que se trata de un empleado rural de 26 años que decidió sumarse a la política de la mano de Nicolás del Caño, candidato a presidente y dirigente del Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad.
Mutuberria trabaja desde hace nueve años en un campo de Rauch, en el centro este de la provincia de Buenos Aires, donde además vive junto a su familia, sus dos hijos (uno de 6 años y otro recién nacido ) y su esposa. Hasta hace un tiempo, no conocía al Frente de Izquierda, pero escuchó las propuestas y tomó la iniciativa, seducido por integrarse a un partido formado por “trabajadores, mujeres y jóvenes que quieren cambiar la forma en la que vivimos los trabajadores”, según lo explica.
“Mi sueldo no me alcanza”, aseguró, al tiempo que se preguntó por qué “un concejal gana 12 veces más” que el resto. “¿No es importante que el alimento llegue a todas las familias? La mayoría del alimento sale del campo. Los dueños del campo ganan millones por mes porque son cientos de animales los que venden. Yo veo todo los días toneladas de alimentos, y cada vez hay más pobres y más hambre en el país porque solo piensan en hacer plata”, analizó.
LA HISTORIA DE BRAULIO
En un relato en primera persona que escribió para La Izquierda Diario, Mutuberria recordó que cuando terminó la escuela secundaria no tuvo más opción que salir a trabajar. “Mi mamá no podía mantener mis estudiosen otra ciudad; somos una familia de 8 hermanos y era difícil también la situación económica”, repasó.
“Desde que laburo hasta hoy, lo que hago es tratar de llegar a fin de mes y soñar con tener mi casa. Pero nunca alcanza. No hay vacaciones, porque si no laburo en el campo consigo alguna changa para bancar a mi familia en el verano”, contó.
Para el empleado rural, Argentina “debería estar gobernada por los trabajadores”. “La luz, el gas y el agua son más un lujo que un derecho. ¡Y eso no puede ser! Los concejales y el intendente deberían ganar como un trabajador. Y nosotros cobrar un salario equivalente a la canasta familiar“, consideró.
Además, se metió en el debate por la despenalización del aborto. “Nosotros decimos también que el aborto legal tiene que ser un derecho. El debate no es aborto sí o aborto no, porque el aborto existe. La discusión es si es legal o ilegal. Y queremos que sea legal, seguro y gratuito y no un lujo de pocas con buena situación económica”, dijo.