Diez científicos argentinos, que realizaron sus posdoctorados en el exterior, regresaron al país en plena pandemia, mediante el programa Raíces del Ministerio de Ciencia y Tecnología, atraídos por las investigaciones «competitivas y de alto nivel» que se pueden realizar en Argentina, aunque reclamaron una mirada estratégica acompañada de más financiamiento.
Una de las investigadoras es Estefanía González Solveyra, de 38 años, quien egresó de la facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires como química y realizó su posdoctorado en modelado de nanomateriales en la Universidad de Northwestern del estado de Illinois, Estados Unidos, donde residió durante casi 7 años.
«Una semana después de terminar mi doctorado me fui a hacer el posdoctorado a Estados Unidos, porque ya había tenido instancias de investigación cortas y tenía curiosidad de vivir un tiempo afuera», dijo a Télam González, ya instalada en su hogar en el barrio porteño de Palermo.
La científica, quien partió del país en abril del 2014 y regresó en octubre del año pasado, destacó que «Argentina tiene una formación académica diversa y muy buena en Ciencias Exactas y Medicina, el capital humano es gigante y se pueden hacer cosas muy buenas y competitivas de alto nivel».
«Regresé porque mi recorrido académico fue en una secundaria y una universidad pública y quiero devolver lo que estudié a la sociedad»
ESTEFANÍA GONZÁLEZ SOLVEYRA
Sin embargo, consideró que se necesita «una mirada más estratégica que se acompañe con financiamiento» en Ciencias.
En el posgrado de modelado de nanomateriales se estudian procesos de la escala molecular, en el que «uno plantea un modelo físico químico que permite describir las moléculas del sistema, que son ecuaciones a resolver, y podés variar las condiciones», explicó.
«Con ese modelado se complementan resultados experimentales que tienen una resolución muy pequeña para poder realizarse, y se puede anticipar u orientar un resultado, que luego se puede corroborar experimentalmente», describió.
Para la investigadora, realizar estudios en el exterior «te abre la cabeza y también las puertas para futuras colaboraciones, contactos y es una experiencia muy completa», no obstante eso y a su exitoso paso por la universidad de Illinois, confesó que siempre tuvo la idea de volver.
«La vida a largo plazo la pensé acá y regresé también porque mi recorrido académico fue en una secundaria y una universidad pública y quiero devolver lo que estudié a la sociedad, además acá podés hacer más diferencia al apoyar el desarrollo científico local», destacó.
González ingresó al Instituto de Nanosistemas de la Universidad Nacional de San Martín como investigadora asistente del Conicet.
La química junto a otros 7 científicos regresaron del exterior en plena pandemia, con apoyo del programa Raíces del Ministerio de Ciencia y Tecnología, mientras que otros tres tienen confirmado el regreso para marzo de este año, según fuentes oficiales del área.
El programa apunta a «fortalecer las capacidades científicas y tecnológicas del país por medio del desarrollo de políticas de vinculación con investigadores/as argentinos/as residentes en el exterior», según describe su sitio web.
Además, el programa realiza «acciones destinadas a promover la permanencia o el retorno de investigadores/as al país».
«Raíces funcionaba con montos desactualizados los últimos años, 50 mil pesos, y en marzo del año pasado lo actualizaron hasta 250 mil para pasajes de la familia y gastos de repatriación en conceptos de mudanza», comentó González, quien dijo que «la cuestión logística para pedir el subsidio es muy fácil, incluso en medio de la pandemia».
Otra de las investigadoras repatriadas es Ana Sol Peinetti, de 32 años, quien también residió 4 años en el estado de Illinois, para especializarse en un posdoctorado en Ciencias Biomédicas en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, una de las instituciones más grandes de ese Estado norteamericano.
«Fui a aprender una nueva línea, que es la ingeniería de moléculas de ADN, que reconocen patógenos y así poder desarrollar sensores o test para estos virus y bacterias», explicó a Télam Peinetti, quien vive en el barrio porteño de Agronomía.
Sobre sus estudios contó que lo crucial es que «se puede diferenciar un virus de forma completa y saber si está activo y contagia», a diferencia de los test que se realizan por la Covid-19, que detectan «una parte del virus e indican que estuvo en tu cuerpo».
«Si pienso para quién hago ciencia, para mí tiene más sentido volver, me cierra hacerlo para mi país y su desarrollo»
ANA SOL PEINETTI
Peinetti colabora con el Instituto Leloir de Argentina para realizar la producción de test de antígenos por Covid, y a su regreso, el 26 de julio del año pasado, ingresó como investigadora asistente en el Instituto de Química Física de los Materiales, Medio Ambiente y Energía.
«Yo tenía pensada la vuelta en abril, fui a hacer el posdoctorado con beca de Estados Unidos, que la otorgan a 10 latinoamericanos, y la idea es que la gente vuelva y traiga ese conocimiento a sus países», contó.
Para comenzar su línea de investigación local, pudo acceder a otro subsidio y comprar equipamiento «no disponible en el país y que es muy caro», señaló la científica, quien pudo traer ese material con el apoyo del programa Raíces para continuar la investigación que realizaba en Estados Unidos.
«Si pienso para quién hago ciencia, para mí tiene más sentido volver, me cierra hacerlo para mi país y su desarrollo, incluso con las dificultades de financiamiento y recursos que pueda haber», afirmó.
Otro de los investigadores que decidió volver es el bioquímico salteño Javier Jaldin Fincati, de 38 años, quien residió seis años en Canadá junto a su compañera y tras realizar dos posdoctorados en biología molecular en enfermedades metabólicas, como diabetes o arterioesclerosis, llegó en diciembre del año pasado.
«Estudié en el Instituto Sickkids, en el laboratorio de Amira Klip en Toronto, una reconocida científica en el estudio de diabetes, y luego hice otro doctorado junto al bioquímico argentino Mauricio Tereviznik, profesor de la Universidad de Toronto», relató.
Fincati dijo que si bien la experiencia fue muy interesante, la llegada de su hijo empujó más la idea del regreso. «El nacimiento de un hijo marca lo que querés para tu vida, junto con las ganas de devolver a la sociedad lo que me dio la educación pública», aseguró.
«Cuando me aprobaron la aplicación al Raíces me informaron que habían mejorado los montos, y eso es una ayuda»
JAVIER JALDIN FINCATI
«Por suerte, cuando me aprobaron la aplicación al Raíces me informaron que habían mejorado los montos, y eso es una ayuda», afirmó, aunque también remarcó la necesidad de contar con recursos para la compra de equipamiento y del traslado ya «que puede salir más caro que los equipos en sí mismos».
El científico destacó asimismo la función del programa Raíces de «vincular a los profesionales que residen en el extranjero con los locales, y generar opciones apetecibles para que deseen volver».
Fuente: Telam