(Pablo Salinas) A la vera de las vías del ferrocarril, en pleno centro de Venado Tuerto, se encuentra uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad: la planta de Molinos Fénix, originalmente Molino América.
El Molino Harinero América fue construido y fundado en 1895 por Bartolomé Long, y en 1913 vendido a Molinos Fénix SA, empresa creada por Emilio Werner en 1889, que se dedicaba a la molienda del trigo para obtener harinas y sus derivados, convirtiéndose en pocos años en una red de establecimientos ubicados estratégicamente en el interior de la República.
Werner, un alemán que se había iniciado en 1889 arrendando un molino en Casilda, luego extendió su red adquiriendo establecimientos en Venado Tuerto (Santa Fe), Villa María (Córdoba) y Realicó (La Pampa).
“El Molino Harinero América (hoy Molinos Fénix) fue la primera industria local, propiedad del señor Bartolomé Long, un visionario italiano llegado a estas tierras en 1892”, describe el historiador venadense, José Favoretto.
Bartolomé y sus hijos Horacio y Alberto llegaron desde Gessler, en provincia de Santa Fe, y adquirieron a lo largo del Ferrocarril una larga franja de terreno e instalaron un molino harinero provisto de grandes máquinas al que le dieron el nombre “América”.
En esos primeros años el poblado carecía de luz eléctrica, por lo cual Bartolomé Long “profundo conocedor de máquinas en general, idóneo sabedor de energía eléctrica, hizo funcionar con un dínamo en el mismo motor del molino, obteniendo iluminación en todas las dependencias del edificio como también en su domicilio particular”, relata Favoretto.
Este fue el primer paso para que de la mano de sus hijos, en 1912, Bartolomé instalara el servicio eléctrico en todo el pueblo, al tiempo que anexó una fábrica de hielo en el mismo edificio del Molino América.
Molinos Fénix
Molinos Fénix es una empresa familiar que fue fundada en el año 1889 por Emilio Werner.
“El nacimiento y rápido crecimiento de la SA Molinos Fénix se encuentra indisolublemente unido a la clara visión de las posibilidades inmensas de nuestras tierras y a la fe inquebrantable en el futuro que poseía su fundador, Don Emilio R. Werner”, afirma Favoretto.
El historiador venadense también aporta algunos datos de Werner: “Nació el 2 de abril de 1858 en Alemania y era dueño de una personalidad de definidos caracteres. A la edad de 24 años, había llegado en 1883 a nuestro país procedente de los Estados Unidos de América contratado para modernizar un establecimiento molinero ubicado en el puerto de Rosario. Finalizada la misión que lo había traído a la Argentina, decide no regresar al gran país del norte e iniciarse en la actividad molinera nacional, arrendando un molino ubicado en la localidad de Casilda para luego, en 1889, adquirirlo definitivamente”.
A partir de entonces la empresa comenzó a crecer y la planta de Casilda, modernizada y ampliada, se convirtió en el eslabón inicial de una red de establecimientos, ubicados estratégicamente en el interior del país.
La reorganización de la empresa se produjo el 26 de diciembre de 1918, con el cambio de denominación por SA Molinos Fénix, con Emilio R. Werner como presidente del directorio, cargo que desempeñó hasta el día de su fallecimiento, el 16 de agosto de 1936 en Dresden, Alemania.
Demolición del viejo edificio
El establecimiento ubicado en calle Sarmiento y Falucho, adquirido a la familia Long, fue demolido en 1936 para dar lugar al moderno y amplio edificio actual.
El nuevo establecimiento “objeto de permanente atención técnica, fue periódicamente ampliado y perfeccionado, constituyéndose en el de mayor capacidad de molienda de trigo de la empresa”, resume Favoretto en su libro.
El proyecto del nuevo edificio fue traído de Alemania por Werner y ejecutado por la empresa constructora F. H. Schmidt SA, también de origen alemán.
Patrimonio histórico
El Concejo Deliberante de Venado Tuerto en el año 2002, a través de la Ordenanza Nº2926/02, declaró “Patrimonio Arquitectónico, Histórico, Cultural, Ambiental y Social de Venado Tuerto a los edificios pertenecientes al ex Molino Fénix, ubicados en calle Sarmiento, entre Falucho y Pavón, de esta ciudad”.
Vale recordar que en 1989, la empresa pasó a llamarse Molinos Río de la Plata y cesó sus actividades en forma sorpresiva en noviembre de 1991, hasta que en febrero de 2004 Oscar Serrani puso nuevamente en funcionamiento el histórico establecimiento bajo el nombre de “OS SA Molinos Venado”.
En los considerandos de la Ordenanza 2926 los ediles recuerdan que el edificio del Molino América “fue construido en 1892 por Don Bartolomé Long e hijos”, y que “instalaron en 1912 la primera usina eléctrica de la ciudad y posteriormente una fábrica de hielo. En el año 1913 la familia Long lo vende a Don Emilio R. Werner, quien en 1936 lo demuele para dar lugar a un moderno y amplio edificio”.
Nuevo edificio
En la normativa también se profundiza sobre las características del nuevo inmueble: “En cuanto a su tipología edilicia sus orígenes se ubican en la Europa de la preguerra, donde surge el Movimiento Moderno a principios de 1900; Alemania se halla en el centro de la cultura arquitectónica europea. El ‘Deutscher Werkbund’ alemán (1907) propone reunir arte, industria y artesanía”, y agrega que “es en este contexto donde germina la construcción de los edificios que componen el conjunto del ex Molino Fénix, donde se desarrolla la composición con tono general sobrio y macizo, con tratamiento decorativo de algunos detalles”.
Los redactores de la normativa local, con asesoramiento del Colegio de Arquitectos, explican que “su arquitectura, de corte industrial, tiene alto grado de calidad estética, que revaloriza la estética ingenieril, la rigidez en la concepción racionalista y la geometría del espacio”.
Más adelante apuntan que “el desarrollo tiene un carácter tranquilo en los diferentes cuerpos del conjunto, exceptuando los silos, ningún elemento volumétrico queda acentuado respecto de los demás y el discurso arquitectónico se desarrolla tranquilo, denotando una profundización en el estudio de los elementos constructivos (uso del hormigón visto, trabajo en el ladrillo, grandes planos vidriados) y el propósito de actuar sobre las partes funcionales, transformando así la composición en una gran obra de arquitectura”.
También se destaca de esta empresa su importante aporte social y laboral, además de ser una marca registrada su sirena marcando las 12 de cada jornada, “sonido que no solo es la referencia horaria, sino también la señal de vida y actividad y especialmente la tranquilidad de una ciudad con sus fábricas funcionando”.
Fotos gentileza Archivo Histórico Digital de Venado Tuerto