Una testigo protegida denunció que, según le contó y documentó quien llevaba los sobres con dinero, la banda de Esteban Alvarado concretaba cuatro vuelos mensuales de avionetas con droga, y que cada una de ellas tenía destino cierto: la recaudación de una semana iba para la política, otra para la policía, la tercera para la justicia y la cuarta iba directo para el bolsillo de Alvarado. En esa línea, Mariana Ortigala reveló que Carlos Argüelles, -un mecánico que emponchaba autos para la banda- le confesó que uno de los nombres de esa lista era el de la jueza federal Laura Inés Cosidoy y para un jefe policial, a quien prefirió no nombrar. Los dichos revelan la cercanía del jefe narco con jefes policiales: la mujer dijo que en febrero 2012 Esteban Alvarado llegó junto al entonces jefe de la Policía de Rosario Néstor «Chucho» Arismendi a una reunión con ella, en el cual la amenazaron para que su hermano entregara la casa de Roldán donde vivía, en compensación por una infidelidad con la entonces esposa de Alvarado.
Arismendi asumió el 12 de diciembre de 2011, y es la misma jornada se produjo una novedad de impacto al trascender que el oficial nombrado para conducir la mayor regional provincial tenía una denuncia por enriquecimiento ilícito. Estuvo en el puesto hasta el 4 de abril de 2012. La causa judicial parece haberse perdido en los vericuetos del palacio de tribunales, pero entre los testaferros usados por «Chucho» descubrieron al hijo de Leonardo Popea, un residente en Funes que terminó condenado a 8 años de prisión en 2017 por manejar una cocina y un laboratorio de cocaína que alimentaba a quioscos de Rosario, Granadero Baigorria, Correa, Coronda y Cañada de Gómez.
En la tercera jornada del juicio a la banda de Esteban Alvarado, el útimo miércoles , se escuchó el testimonio de Mariana Ortigala, una persona que conoció desde dentro la organización criminal y sufrió sus consecuencias. Por eso sus dichos cobraron relevancia en el expediente, sumados al del testigo asesinado Carlos Argüelles, con quien Ortigala compartió amistad e intercambió escritos y pruebas contra la banda en los últimos años.
Ortigala hablo de su relación con el mecánico Carlos Argüelles, asesinado en septiembre pasado y de estrecha relación con Alvarado. Tras contar que tuvo mucha confianza con él, señaló que cuando ambos se decidieron a brindar su testimonio a la Justicia, Argüelles tuvo comunicaciones diarias con ella. “Ustedes tienen intervenidas las líneas, pueden constatarlo”, les recordó Ortigala a los fiscales David Edery y Luis Schiappa Pietra. En rigor el mecánico, antes de ser ejecutado, había anotado en un cuaderno información sobre la banda de la que había sido parte: “Él me dejó una copia de ese material -dijo ahora la mujer-. Y fuimos al Tribunal Federal con el cuaderno, él tenía intenciones hasta de auto incriminarse y decir que era la persona que llevaba los pagos de las avionetas que bajaban con Esteban, con la droga, y literalmente nos sacaron. Carlos terminó hablando con un abogado de Alvarado adentro del Tribunal. Esa era la impunidad que tenía Alvarado» graficó.
-¿Como definirías a Esteban Alvarado?
-Como lo hizo Carlitos Argüelles en el video del juicio: como el máximo asesino serial de la Argentina. Hace diez años que lo vengo denunciando, pero nadie me creía, hasta que puse las pruebas en manos de los fiscales Edery y Schiappa Pietra.
-¿Por qué lo dice?
-Hay como un centenar de muertes y desapariciones que constan entre los escritos que dejo Argüelles y que están en manos de la justicia. Uno de ellos que todavía no fue esclarecido fue el de mi sobrina Justine Pérez Castelli y Luis Medina. Los mando a matar Alvarado por una pelea que tuvo con su ex socio. Yo sabía que eso iba a terminar así, siempre se lo decia a Justine, pero no me hizo caso. Segun Carlos contó, lo mandó a matar a través de Oreja Fernández, un pibe que no tenía ni 18 años, y que era sanguinario, era su sicario. De chico lo habia criado Esteban porque su padre había sido muerto por la policía de Rosario en el frustrado asalto de una chatarrería, donde los llevó el propio Esteban y los entregó. Por eso lo crió al Oreja y lo hizo su sicario. Después ese chico terminó asesinado.
La violencia con la que se maneja la banda la sintió en carne propia Ortigala: «El 13 de marzo de 2020, iba a venir al Tribunal a traer una información junto a mi amigo Carlos Argüelles. Y ese día a las 9 de la mañana, una persona se puso a la par de mi auto y me ejecuta 35 disparos. Cuatro me dieron en el cuerpo. Mi vida cambió. Me salvé de milagro, porque existe Dios. Yo estoy convencida que eso me pasó por las declaraciones que ya habíamos brindado en Fiscalía contra Esteban Alvarado y porque ese día iba a declarar”.
Volviendo a la pata policial de la banda, Ortigala relata en primera persona la reunión antes mencionada con el jefe de la policía rosarina. «Cuando Alvarado se entera de lo de mi hermano y su esposa, lo quiere matar y lo amenaza, mi hermano se fuga a Córdoba. Esteban nos cita a mi marido y a mí en Wilde y Córdoba. Viene en un auto blanco, un Corsa o un Duna, enfrente de la estación de servicio. Esteban manejaba y Arismendi estaba sentado al lado. Entonces Esteban me dice ‘yo trabajo con un montón de policías e intervinimos’ tu teléfono. La verdad es que te iba a matar a vos porque pensé que eras amiga de Rosa (Capuano) y le habías hecho la onda con tu hermano. Pero como intervinimos tu teléfono me di cuenta que vos la echaste a Rosa del negocio -lo cual era verdad-, y estás peleada con tu hermano y que vos no tenés nada que ver. Entonces ahora vos sabés como es ésto, ‘¿no es cierto Chucho?’, le dice a Arismendi. Le digo que no sé cuál es la forma de que… (yo estaba aterrorizada) ¿cúal es la forma de que a mi hermano no le hagas nada? Y Alvarado dice: ‘Bueno, vos sabés como es, él tiene que pagar’. Y agrega que él tenía unos vehículos de mi hermano, y eso ya era obvio que estaba perdido, y le tenía que firmar el boleto de la casa. Y le digo ‘bueno, dejame que hable con él, yo no creo que haya problema si de eso depende su vida’. Y le digo ‘pero vos sabés que esto no está bien’ y me dijo ‘bueno, Chucho decile que le va a pasar sino’. Y me dijeron que le iban a hacer una causa de robo calificado a mi hermano y que iba a ir detenido» relato puntillosamente Ortigala.
Fuente: Pagina12