(PR) El abogado venadense Antonio Di Benedetto, condenado en primera instancia en el día de ayer por la Justicia local en el marco de lo que de conoció periodísticamente como Mega Estafa Inmobiliaria, escribió un texto haciendo una lectura de lo sucedido en tribunales este miércoles. Y lo remitió a nuestra redacción. Compartimos aquí el texto completo.
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En referencia al fallo dictado en fecha 12 de octubre pasado, donde se me condena como “jefe y organizador de una asociación ilícita y delito de estafas”, expreso mi más enérgico repudio a él por arbitrario y desprovisto de fundamentos legales y fácticos, y por el solapamiento que han hecho de la realidad de los hechos y de los preceptos constitucionales más elementales.
Al fallo escrito por Enrico, ya se lo conocía de antemano, pero teatralmente hicieron cortar calles, invitaron a la corte de los milagros formada por el poder político y por parte del periodismo adicto a él. ¡Hasta hubo aplauso y fotografías con expresiones de cazadores sobre la presa! En verdad, no hicieron más que armar un bochornoso circo romano.
Se exhibió claramente el “lawfare” anunciado por mi parte desde el comienzo de esta causa, donde se conjugaron el poder político de Lisandro Enrico, Maximiliano Pullaro, Matías Escauriza y Leonel Chiarella, con una parte del periodismo local y regional, unido al poder judicial. Todos ellos en franca complicidad, armando una causa de oficio con la fiscalía a cargo del Dr. Matías Merlo.
Para sustentar su marketing, comenzaron con la divulgación de una improvisada “megaestafa inmobiliaria”, donde curiosamente no existen querellantes, así como tampoco existe prueba alguna de enriquecimiento ilícito por parte de los imputados.
En forma llamativamente acelerada, lograron juicios abreviados para el resto de los imputados con el fin de imputarme a mí, además de presentar a tres “arrepentidos coimputados” que por supuesto mintieron para obtener sus propios beneficios procesales.
Descaradamente, el fallo estuvo manipulado desde el comienzo de esta causa por la mano negra del poder político, desde donde se impusieron sus pretensiones: lograr por todos los medios mi condena y encarcelamiento.
El lawfare se manifestó en la Sala de Audiencias, cuando el juez Leandro Martín leyó el fallo. Allí, con la asistencia de Leonel Chiarella, Matías Escauriza y algunos diputados, aplaudieron sin pudor y con total impunidad abrazaron al fiscal Matías Merlo mientras se tomaban fotografías. Sólo faltaba la presencia del jefe político de la operación, Lisandro Enrico, quien patéticamente los comandó a distancia, tal como se hace con las marionetas.
Vergüenza dio el papel del poder judicial, del periodismo adicto a él y del poder político de Venado Tuerto, todos involucrados en el lawfare denunciado por mi parte y comprobado ampliamente.
Recordemos la injusticia cometida con los casos Fraticelli, Asborno, Desarmadero, Münger y otros, todos ellos pudieron ser revocados en Cámara o Cortes, dictándose -aunque tardíamente tratándose de una condena injusta- sus absoluciones.
Tal como hoy, en aquellas oportunidades fueron lamentables los fallos dictados en primera instancia por algunos miembros de ese poder judicial adicto al poder político. Para comprobar mis valoraciones, recuérdense mis palabras si esa operación llegase a provocar el nombramiento como camarista del juez Leandro Martín, y como fiscal regional, el del fiscal Matías Merlo.
Confío en la justicia divina. Estoy en paz. Sé que este fallo arbitrario e injusto será revertido en otras instancias superiores, en donde actúe un poder judicial que no esté infectado ni involucrado con políticos de turno, ni que direccione por encargo sus correctas decisiones.
Problemas como la comercialización y consumo de estupefacientes en Venado Tuerto, son esquivados por esos mismos políticos que son parte del problema, ya que con su complicidad han logrado que dicho flagelo predomine y se acreciente entre nuestros jóvenes. Han permitido que en la ciudad se instale el miedo, el dolor y la muerte. Sin tan escandalosa complicidad, sería imposible que ese comercio ilegal prospere exponencialmente como lo está haciendo. Eso quedó patentizado con la deshonrosa complicidad que se tuvo con el policía narcotraficante Druetta, por parte de Enrico y Pullaro.
Ellos conforman un peligro para la sociedad, y no la falsa causa armada entre políticos, Ministerio Público de la Acusación, jueces y esa parte del periodismo cómplice, de quienes he sido una atroz víctima.
Pero un día, ¡será justicia!
Dr. Antonio di Benedetto