(Por Eduardo La Negra Bigotti) El calor furioso es confirmado con una Alerta Roja, los changos del super Beltrán relinchan con botellas de cervezas que preparan un feriado de arbolito sin precedentes. Una propuesta que solo un hipster dejaría pasar. Es Diciembre con pinta de calorón de Enero y juega “laselección” su pase a semifinales. La ciudad lo palpita al mediodía y lo cristaliza como una Quilmes helada.
Media hora antes del partido parece restricción de pandemia en invierno, no circula nadie por Firmat. Por el partido seguro y por el calor volcánico que se corporiza mientras transito en bicicleta volviendo del cumple de Emilia ni te cuento. Una previa que me ayudó a llegar con tragos de cervezas y sin mate. El padre extraordinario (tampoco tanto) no pudo contener al hombre vulgar, hubiera titulado Clarín minutos después.
Ya quedaron atrás canciones de cancha que homenajean a los pibes de Malvinas y otras cipayas que cantan “La Reina es Argentiiiiina”. En La Patria, Fredrikson o Carlos Casado nunca se pidió monarquía, allá ellos en Qatar con su particular alegría Máxima.
El Van Gaal Group amaga a presionar arriba en el arranque y después va delineando un esquema poco atractivo y peligroso. Una rareza que podría darnos un susto por más que la pelota vuele. Es Naranja de ombligo y no mecánica. Mientras tanto los laterales argentinos viajan con pasaje y destino final por las bandas. Y en una de esas excursiones, un viaje en el tiempo. Molina saca el pasaporte al 86, Messi es D10S. Un instante imposible para un pase de sacado del mismo manual que usaba Diego. Sí, esta vez la sensación es maradoneana total. Es una genialidad que con cámara lenta en la repetición asombrará aún más. Destapen las cervezas en los barrios por más que estén en la parte baja de la heladera.
La sensación es que la Scaloneta deja que los melones se acomoden solos. Cada pieza es probada a campo abierto y bajo presión. Todo fluye, inclusive el segundo viaje de un lateral con destino muy cierto. Acuña se asume como alto y peligroso en el área frente a los corpulentos Nerlandeses. Penal, uno más y van 3 en 5 partidos. Un montón.
Es un mundial para angustiarse…cuando uno se mete minutos finales atrás. Argentina jugaba su mejor partido, Países “Altos” la tiraba al área para moretear la cabeza de Ottamessi (no digan que no representa eso atrás) y problematizar a Pezzela que entró para dar una mano en un volcán en erupción con forma de área. Paaabre, se quemó. El descuento llegó con un hermoso cabezazo de un delantero modo NBA de un metro noventa y siete. En la última jugada el mismo muchacho –Weghorst- confirma su ilusión para entrar en la historia y como si fuera el FMI jaquea un país entero y nos manda dos casilleros “pa Allá”.
Me quedé sin la cábala de mirar el partido en dos señales diferentes. El desconcierto suena a épica para ellos. Si te empatan así, lo que viene es Tarjeta naranja, diría la promo. Pero no, pasa un primer tiempo de alargue neutro. Subo a la terraza a tomar aire y miró una sola moto en el estacionamiento del Super con un muchacho saliendo con su bolso ¿Se le habrá terminado la cerveza? Si fue a comprar una latita de betún porque se le terminó y a la noche tiene conga, es un genio.
Nuestro ideal de fútbol aparece en el momento más complejo, la última parte con la pelota corriendo y los “Ya no Vaan Gal más” metidos atrás con sinergia de penales. Un último disparo de Inmenso Fernández besará el palo. Minutos después ese mismo sitio le volvería a sacar la mejilla al pibe pichón de crack.
Penales, El Dibu en su inmensidad, el destino y la épica puesta al servicio de Lautaro que venía a paso cambiado y el gol. Una descarga de bocinas comienza a sonar por el centro de Firmat. La caravana se autogobierna por la Santa Fe hasta que la Guardia Urbana la traba a lo Cuti Romero y la deja justamente hasta calle Córdoba. Un monopatín con un padre y un pibe. Un utilitario rojo con parlantes arriba con la histórica “vamos vamos Argentina” del 78. Fiesta, pueblo, mezcla, transpiración, la alegría ni por asomo es brasilera. Irrumpe la lluvia frente al monumento a San Martín en pleno centro de Firmat. Camisetas Argentinas de diferentes tipos formas y choperas. Todo vale. Nadie dirige hasta que la lluvia acelera y el viento ataca como la Scaloneta en el suplementario. Aunque pensándolo bien, parece mandado a cortar los festejos. Sopla y con intensidad anti popular, como mandado por el diario La Nación que tratará minutos después -mientras el pueblo argentino se da la pera contra un viernes que hace historia- de “vulgar y pendenciero” al Messi más compadrito que iremos a ver. El lujo es vulgaridad y el diario La Nación también miente. Cantemos una que sepamos todos grita uno por la calle Córdoba: “Oh juremos con gloria morir” se canta. “Vivir” le devuelve Chucho yéndose “pa la Patria” acomodando su agenda para el martes de nueva ilusión.
El lunes a pedido de Chucho La Vecinal Barrio La Patria presentará un expediente en el Concejo de Firmat para que la FIFA sea declarada canuta.