(PR/Norma Migueles) Mariela Inés Brunero tiene 46 años, es madre de dos hijos y vive con su esposo en Marcos Juárez, ciudad ubicada a unos 160 kilómetros de Venado Tuerto en el sudeste cordobés. Nació el 21 de mayo de 1977 y desde hace diez años busca desesperadamente su madre biológica. Las redes sociales pueden ser un buen punto de llegada a más personas y a través de ellas reactiva su pedido ya que, con todo derecho, quiere tener certeza sobre su identidad y también respuestas.
“Hace diez años me enteré que soy hija adoptiva, desde ese momento mi vida cambió completamente, fue un dolor terrible, muchas sensaciones juntas, que solo las personas que pasamos por esto podemos saber lo que se siente. El dolor del engaño durante todo ese tiempo y el querer saber todo. Vivir en el desamor y no entender, el porqué de tanta indiferencia hacia mí” planteó Mariela.
La mujer explicó que no tiene datos certeros sobre la identidad de su madre biológica y lamentablemente sus padres adoptivos no la acompañaron “mi padre de crianza ya falleció y mi madre no colabora porque no está de acuerdo con mi búsqueda, pero toda su familia dice que ella sabe muy bien de dónde vengo”.
Hasta ahora solo cuenta con algunos datos de su nacimiento que le confió su madre, quien recordó que “un día un llamado telefónico le confirmó que debí viajar urgente a Villa María- Córdoba, porque ya estaba el «paquete» o sea yo. Sigue diciendo que tuvieron que llegar de noche y la partera me entregó, ellos pagaron y escaparon conmigo”.
A partir de esa confesión Mariela siguió indagando con su madre adoptiva para saber por qué fue “entregada”, si conocía a quien la dio a luz, “llorando dice que no se animó a verla, porque le dijeron que hacía tres días que la tenían dopada. Lo único que supo es que tenía solo 17 años, estudiante de muy buena familia, y que fue obligada por su madre a deshacerse de mi porque con un hijo mancharía el buen apellido”. A partir de allí no hubo más información.
Pero Mariela necesita saber quién es la mujer que la llevó 9 meses en su vientre, y la sigue buscando para lograr la paz “no tengo más datos, pero es tan grande la angustia que llevo en mí que ya no se más que puertas tengo que golpear para llegar a la verdad”.
La búsqueda
Con el dato del lugar dónde la fueron a buscar Mariela Brunero, hizo afiches con su foto y el pedido de encontrar a la madre y los pegó en la ciudad de Villa María. Se esforzó durante mucho tiempo para ingresar al programa televisivo “Los Unos y Los Otros” y si bien participó, no obtuvo resultados.
Otro dato aportado por un familiar la llevó a Villa Nueva, donde al parecer sus abuelos maternos tenían campo en esa ciudad cordobesa, “solo con ese dato fui golpeando las puertas de cada casa esperando que mi madre me abriese la puerta. Se que pensarán que estoy loca, pero ya no se más que hacer cómo seguir, ojalá que esta nota circule por todo el mundo ya que quién sabe hoy dónde estarás madre mía”.
Su familia también se suma, “Estoy desesperada, mis hijos quieren también saber y conocer a nuestra verdadera familia, y doy gracias a mis dos hijos y mi esposo, sin la ayuda de ellos no podría haber llegado a hacer tantas cosas. Duele el día a día, la mochila cada vez pesa más mientras los años y la vida pasan”.
El ruego
Entre desánimo y confianza apela a la fe y se dirige a esa mujer invisible con amor y esperanza, “si dios me da la gracia de poder llegar a saber de mi madre, tal vez ella no quiera nada conmigo, quizás su pasado le haga daño, pero quiero rogarte que si esto llegara a ti, no me quites la oportunidad de hablarte y darte las gracias por haberme dado la vida”.
Y exhorta “Confía en mi soy tu hija y si hoy donde te encuentres seguro tienes una familia bien constituida, yo no quiero arruinarle la vida a nadie y mucho menos a ti, solo poder conocer mi línea biológica. Conocer mis raíces es un derecho ¿verdad? Si me pides callar nuestro encuentro lo haré para no causarte problemas, solo te veré una única vez, también lo entenderé con dolor, pero lo haré, solo dame la oportunidad de ver tu rostro, ya que todos los días de mi vida te busco en cada mujer que se me cruza”.
Finalmente Mariela agradeció la ayuda de todas las personas que comparten su historia, para cumplir el anhelo “de abrazar y acariciar el rostro de mi madre”.