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Se fueron las cámaras y Chabás intenta seguir adelante: entre la naturaleza, la irresponsabilidad y la falta de obras

sanford dos(Por Ignacio Bozikovich/Pablo Tomás Almena, para PR)

“Esta vez fue peor que otras veces”, comparó Gabriela; que se inundó en los últimos seis meses en dos oportunidades. “Esta vez se nos levantó todo el piso de madera de las piezas.  En el garaje, el agua llegaba a los cinco centímetros. Fuimos tratando de levantar todo”, comenta. La casa de Gabriela se encuentra a la vera norte de la Ruta nacional 33. Esa ruta que divide la localidad de Chabás en inundables y no inundables. “En seis meses nos inundamos tres veces. Es un estado de impotencia, de bronca, de ira. Es indeseable porque, en un instante perdés todo lo que te cuesta conseguir durante toda la vida”. Gabriela Salomón es ama de casa, de unos 50 años de edad, y ya comenzó en su hogar algunos trabajos de albañilería para prevenir futuros inconvenientes por esta misma causa. No hay demasiada fe en que el evento y la problemática de la inundación dejen de suceder. Esta es la tercera inundación de gravedad en Chabás los últimos años. Su vivienda presenta determinadas características que permiten definirla como una familia clase media ¿Si la realidad en zonas que parecen “acomodadas” del pueblo es esta, qué queda para las barriadas y la periferia?

 

El pueblo al que Osvaldo Salomón gobernó por casi 20 años

El desánimo en el pueblo aún persiste, más allá de que el agua ya no esté. Las calles se observan desiertas. Literalmente desiertas. El ánimo de los vecinos con los que este cronista interactuó durante toda la jornada, aún estaba magullado a una semana del momento crítico. Los trabajadores de la Comuna continuaban intentando drenar a fuerza de escobazos los retazos del desastre sucedido el jueves 6 y viernes 7, donde parte de Chabás quedó sumergida. Pueblo adentro, la situación no varió. Muy por el contrario en algunos barrios donde el asfalto no existe, la cosa empeoró. Como suele suceder, los pobres son los que más se inundan. “Tengo agua desde el primer día que empezó a llover. Al principio llegaba hasta el cordón de la calle pero empezó a subir y no paraba”, comentó Javier Cubolo, propietario de una carnicería situada en una de las zonas más afectadas del pueblo. “Le puse bolsas de arena pero no hubo caso. Había el mismo nivel de agua en la calle que adentro del negocio, poco más de 25 centímetros”, Javier Cubolo, comerciante afectado por las inundacionesaseguró. Javier habló con nosotros desde el mostrador. Ni atinó a abandonar su tarea para charlar con tranquilidad. Lento. Pausado. En su rostro había una clara expresión de desánimo, de abatimiento ¿Qué es lo que realmente angustia a los vecinos? ¿Acaso las pérdidas materiales, concretas de esta ocasión? ¿O el temor a que vuelva a suceder, nuevamente? La resignación del hombre de a pié ante aquello que no puede manejar. La tristeza de saber que otros debieron prever, proteger, evitar. En la 1° edición de marzo de PUEBLO Regional, también abordamos las dificultades que generó en esa localidad la falta de obras de infraestructura que faciliten el drenaje de las aguas que llegan muy por encima de la media histórica al casco urbano, proveniente del campo, sea por simple declinación del suelo o por la “colaboración” de los más de doscientos canales clandestinos que denunció la diputada provincial Miriam Cinalli (esposa del ex presidente comunal Osvaldo salomón). Ya había sucedido. Y volvió a ocurrir. El temor a lo que vendrá parece ser lo que angustia a Javier. Con cierta intensidad en el relato, deparando premura, dice: “fui sacando la mercadería de los freezer y tuve que cerrar el negocio por tres días enteros. Eso es todo pérdida porque la mercadería se echó a perder toda”.

 

corte de ruta 33 sanford reclaman autoridades provincialesLa devaluada palabra del gobierno provincial

Javier plantea que en esa zona de Chabás, cada dos años “me viene pasando lo mismo” ya que esta “es la cuarta vez que se inunda la carnicería”. Para Javier, el problema no radica en la cantidad de precipitaciones caídas en poco tiempo, sino en “el arrastre que vienen trayendo del campo”, y al no dejar correr el agua “se obstruye y se estanca”. “Hay que dejar correr el agua”, dice. No es técnico hidráulico, ni mucho menos. Pero el sentido común lo guía. Los vecinos coincidieron en que “la obra que necesitamos es una canalización desde el cementerio hasta donde desemboca el arroyo Saladillo”. Eso fue lo que se volvió a solicitar en un petitorio elevado al ministro de Aguas, Servicios Públicos y Medio Ambiente, Antonio Ciancio por medio de la diputada Miriam Cinalli. Dicho petitorio fue firmado por autoridades de Sanford, Chabás y Arequito y las autoridades provinciales luego de dos días de corte de ruta, en la RN33. Todo ello luego de que esa ruta volviera a ser transitable (había estado cortada por casi cinco días por el agua). Un hecho grafica cuál es el ánimo de los afectados y el grado de credibilidad que despiertan las autoridades del gobierno provincial: para levanta el corte de ruta Ciancio tuvo que firmar un acta donde se comprometió, en nombre del gobierno que integra, a realizar obras y concretar trabajos de limpieza. Las palabras, también se inundan.

 

Cuando se va el agua, llegan los temores
acta acuerdo sciancioEn diálogo con PUEBLO Regional, una docente de la Escuela Especial N°2071 María Montessori manifestó su preocupación por la situación. “Estamos atentos a lo que pueda llegar a pasar una vez que el agua bajó”, señaló la docente de menos de 40 años. El rol que asume la escuela en la post inundación es de guardián de la salud de los chicos, en este caso, con capacidades diferentes. La escuela no sufrió el avance del agua, pero se encuentra en una zona anegable por lo que no fue integrada a las postas sanitarias y puestos de evacuación. “Es importante hacer hincapié en la higiene posterior porque cuando se va el agua se corre riesgo de detectar enfermedades como leptospirosis”. Cabe recordar que la última gran inundación arrojó un saldo en Chabás de dos víctimas fatales a causa de esta enfermedad, y una tercera persona se le detectó a tiempo el mencionado virus. Por este motivo, “es que estamos en alerta permanente con los chicos”.

Según informaron desde la dirección de la escuela, “desde la Nación han enviado alimentos básicos como yerba y otros alimentos no perecederos”. Además, “colchones, botas, artículos de limpieza e higiene”.  Para estar organizados y asegurarse que cada familia pueda acceder a lo que realmente necesita y de manera ordenada, “los chicos que vienen a nuestro colegio tenían que notificarse en la Comuna con sus familias para poder recibir la asistencia” con una asistente social permanente. “Hubo familias que estuvieron muy mal”, indicaron.

 

sanford unoCatástrofe acá nomás, en el corazón de la pampa sojera

En Sanford, este cronista observó absorto cómo media cuadra de vecinos hacían cola en el cuartel de Bomberos Voluntarios para recibir desde lavandina y Poet; hasta bidones de agua y arroz. Esto sucedió a una semana del momento crítico: el jueves 6 y viernes 7. Estas son algunas de las postales que recogimos aquí nomás, en Chabás y Sanford, a solo 90 kilómetros de Venado Tuerto y en el corazón de la zona más rica del país, por la calidad de sus tierras y su potencial productivo. Estos testimonios no son el relato de afectados que vemos por televisión, allá lejos, en la provincia de Buenos Aires o Capital Federal. En Misiones o Chaco. Son las vivencias que hoy por hoy atraviesan pueblos vecinos de la provincia de Santa Fe, con estructuras económicas y sociales casi calcadas del resto de nuestra región. ¿Cuál es la influencia que sobre estos desastre naturales tiene nuestra principal fuente de ingresos: la soja como monocultivo? ¿Qué relevancia tienen los canales clandestinos que construyen productores agropecuarios como forma individual de pararse frente a la actividad productiva? ¿Cuánto de esto se debe a la falta de inversión por parte de la provincia en obras de hidráulica que contribuyan a subsanar esta nueva problemática? Donde antes no se inundaba, ahora se inunda. No son “otros”, lejanos, los que padecen. Somos nosotros.

 

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