“Para nosotros es muy importante la explotación responsable y controlada de los recursos que tiene la laguna”, señaló Gabriel Rébora al anunciar el comienzo de la veda en la actividad pesquera de la Laguna de Melincué el 1 de septiembre pasado. Según relató el presidente comunal de Melincué “nos informaron guarda faunas e incluso algunos guías de pesca que estaban saliendo ejemplares que ya estaban por desovar. Nos plantearon que resultaba una pena desperdiciar ese recurso que el año que viene nos garantizará una población de pejerreyes mucho más elevada”. “La veda es total, tanto para embarcados como para los que pescan desde la costa; y aunque suene antipático porque pareciera que aquel que pesca desde tierra firme hace menos daño, esto no es así. Todos sabemos que el pejerrey desova en la costa, en los juncos, en las piedras; por lo que no se puede pescar de ninguna forma. Se trata de ser responsables para disfrutar de una laguna mucho mejor y para todos”, aclaró. Históricamente la temporada de desove comenzaba los meses de octubre y noviembre, sin embargo eso parece haber cambiado. “El ciclo de los pejerreyes está cambiando, los tiempos de reproducción son más cortos y eso hace que haya cada vez más ejemplares”, precisó. El proceso de consolidación de la población de pejerreyes muestra resultados cada día: “algunos pescadores han sacado ejemplares de hasta 2 kilos 100 gramos. Esto nos indica que estamos por el camino correcto, que tenemos que cuidar la alguna, cuidar sus recursos como lo venimos haciendo”. La laguna de Melincué es un espejo de agua de más de 12.000 hectáreas, con propiedades curativas y barros ideales para tratamientos faciales. Además no solo fue y es un polo turístico a nivel provincial, sino también un gran atractivo para los pescadores de pejerrey, ya que en los últimos años se ha incrementado drásticamente el volumen de pescadores que se acercan para probar suerte en estas aguas. En cuanto a los controles y sanciones, Rébora plateó: “nos basamos en las ordenanzas y leyes de la provincia. También tenemos leyes municipales, apelamos a la buena voluntad de la gente pero si es necesario sanciones económicas no dudaremos en aplicarlas para garantizar la viabilidad del ecosistema y la potencialidad del recurso como atractivo turístico”. Las penalizaciones, que suelen aplicarse por mediación de la policía local, van desde el decomiso de los ejemplares hasta la captura de la embarcación y multas. La laguna cuenta con cinco guarda fauna que están a cargo de la seguridad y del control del uso correcto de los recursos pesqueros.