(PR/Giuliana Ghignone) Martina Sgariglia y Rocío Benedetto, son licenciadas en psicopedagogía y desde hace varias semanas llevan a cabo el taller Desafia-té, un espacio de aprendizaje para la tercera edad.” Creemos que es indispensable comprometernos, no sólo como profesionales sino también como sociedad, con el desarrollo vital de la “tercera juventud”, aseguran las jóvenes.
“Este proyecto justamente nace del deseo y motivación por investigar otro de los ámbitos y edades con las que, como psicopedagogas, podemos intervenir. Las prácticas pre-profesionales y el trabajo en clínica fueron el puntapié inicial que nos motivó y entusiasmó a continuar explorando las diversas formas y modalidades que el adulto mayor utiliza para aprender”, cuentan estas venadenses.
De acuerdo con lo que pudieron precisar las organizadoras, la propuesta consiste no solo en brindar estímulos cognitivos que fortalezcan las diversas áreas del cerebro, sino también en ofrecer al adulto un lugar de encuentro. De esta forma, contribuir al mantenimiento de la reserva cognitiva y a la ralentización de posibles demencias seniles. En esta oportunidad, la casa de Té donde se dan cita semanalmente un grupo de personas es Flanêur (Brown 214, un espacio que coopera en promover la interacción social, el sentido de la autosuficiencia, la motivación y el disfrute a través de charlas e infusiones.
“Mantenernos activos, es una de las principales claves para favorecer la salud cerebral. Cuando hablamos de estar “activos”, no hacemos referencia únicamente a desafíos destinados a resolver actividades que impliquen el trabajo de diferentes áreas del cerebro (lenguaje, coordinación, razonamiento, percepción), sino también a la voluntad y dedicación que implica ir al taller: vestirse, organizarse previamente para asistir al lugar, salir de casa, caminar, interactuar con otros y generar nuevos vínculos. Estas y otras cuestiones se dan implícitamente, por ello es necesario ayudar a que el adulto incorpore el hábito de asistir a diversas actividades que le planteen pequeños retos diarios y los obliguen a realizar cierto esfuerzo mental”, explican las psicopedagogas.
Inmersos en una sociedad donde esta etapa de la vida tiene un significado peyorativo y es poco o nada el lugar que se les da a estas personas estas jóvenes aseguran “es importante que la sociedad brinde a los adultos mayores un espacio de escucha y participación, en el cual puedan dar a conocer sus necesidades y deseos. La clave está en promover una idea de envejecimiento saludable, en donde las personas que lo transitan puedan reconocerse activos, autosuficientes, espontáneos, e independientes. Truncar la mirada que coloca al envejecimiento como un proceso negativo, y apostar a esta etapa, considerándola como un desafío y una oportunidad para los sujetos en sí mismos y para la sociedad.”
“En cada encuentro van surgiendo situaciones que hacen a la práctica, más allá de lo planificado, y ese es uno de los desafíos más grande. Esto es porque, si bien se requiere del seguimiento de una planificación para no perder de vista nuestros objetivos, también es enriquecedor atender a las demandas que van surgiendo por parte de los participantes, ya sean charlas, propuestas de actividades, también descontentos”.
Así, durante en cada encuentro de una hora y media los asistentes realizan actividades donde se trabaja puntualizando en Atención, Memoria, Planificación, Organización, entre otras. Felices por esta experiencia, las profesionales se muestran animadas por continuar desarrollando diferentes proyectos al respecto.