(PR/Norma Migueles) Si bien la atención mundial en estos momentos se encuentra focalizada en la pandemia por COVID-19, cabe mencionar la existencia de otras pandemias mundiales que año tras año se llevan la vida de millones de personas. Entre éstas, se puede mencionar a la pandemia “silenciosa” de las lesiones de tránsito.
Según las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se estima que cerca de 1,3 millones de personas mueren anualmente en el mundo por esta causa y entre 20 y 50 millones padecen traumatismos no mortales como consecuencia de los siniestros viales. Sin embargo, a pesar de estas cifras que la posicionan como una epidemia mundial, el problema de la inseguridad vial no siempre suele ser abordado como un problema de salud pública por los Estados y sus efectos no son representados en el debate público como correspondería a un problema de tal magnitud.
Para conocer de cerca esa realidad baste con mirar las estadísticas que llevan los Bomberos Voluntarios de Venado Tuerto. Desde hace mas de 15 años la accidentología vial es la mayor demanda cotidiana que reciben, un servicio del cual se hicieron cargo hace casi dos décadas cuando el 107 no daba la respuesta con la inmediatez que la situación requería.
Así fue que se empezó a convocar a los bomberos y a partir de consolidar la confianza en el servicio la mayoría de los vecinos ante cualquier incidente vial, rescate de personas o animales, en primer lugar generalmente los llaman a ellos.
Según explicó el jefe del cuartel venadense Francisco Acrap, hace bastante años atrás empezaron a llevar las estadísticas de las salidas clasificadas por rubro. Precisamente en ese registro histórico se puede observar que en 1969 se comenzó con la atención de los primeros casos que en este año fueron 3 intervenciones por accidentes. Año en que por ejemplo hubo incendios en 14 comercios y fábricas y 4 casas, más afín a la actividad bomberil.
Las salidas por accidentes viales de fueron incrementándose en forma lenta y progresiva, hasta que en 1995 superaron la barrera de la centena brindando 168 servicios, que a lo largo del tiempo fue creciendo en forma sostenida.
En el transcurso de los años y ante la demanda los bomberos se iban equipando para hacer frente a los incidentes que provocó la irrupción masiva de un nuevo vehículo, de fácil acceso a las distintas economías familiares y laborales fácil manejo y estacionamiento: la motocicleta.
La velocidad y la confianza de los conductores se sintieron en la accidentología vial que a partir de 2003 superó la barrera de las 500 salidas anuales y no bajó nunca más de esos valores.
Por el contrario en 2013, hubo una cifra récord con 847 asistencias, superada seis años después en 2019 con 851 servicios.
La pandemia y el aislamiento obligatorio contribuyeron a disminuir los accidentes, ya que solo andaban por la calle algunos cadetes y casi no circulaban autos. Sin embargo Francisco Acrap, indicó que las cifras se volvieron a disparar cuando se levantaron las restricciones y se habilitó el sistema de deliverys, llegando en 2020 a 556 casos.
El jefe bombero también admitió que este año aparenta una proyección superior, ya que hasta el mes de julio hubo 358 salidas, aunque también señaló que el uso del casco contribuye a morigerar heridas de gravedad.
VUELCOS
En el análisis de la accidentología vial no se puede dejar de verse que, reactivadas las actividades en los últimos meses se han dado varios casos de vuelcos tras la colisión de autos/camionetas, algunos de ellos atribuibles a la estructura del vehículo, pero en otros casos sin dudas la velocidad contribuye a que uno de los vehículos termine fuera de su natural centro de gravitación, ya sea lateralizado o con el techo sobre el piso.
También y por lo aparatoso siempre resultan llamativos aquellos que tras un despiste o pérdida del control terminan dentro de alguno de los numerosos zanjones de la ciudad.