La Agrupación Leo Ponzio nació por la necesidad de un conjunto de hinchas de River de generar un espacio de encuentro para compartir la pasión por el club. Empezaron a organizar reuniones y viajes que les permitió contar con fondos propio. A partir de ahí, sumaron actividades solidarias, dándole un giro novedoso al clásico formato de las peñas creadas alrededor de un club de fútbol. Para el comienzo de año, juntaron cinco mil pesos en juguetes para la festividad de Reyes y donaron seis mil para la operación de una nena.
“Es un movimiento que empezó con cuatro locos tratando de hacer algo por River. Últimamente la filial era para pocos y sin mover gente. Entonces, tratamos de hacer algunos viajes más seguidos y con más gente. Empezamos a juntarnos en el Club Giubergia. Después, pudimos alquilar un local propio, solventado por los viajes y el bufete que hacíamos cada vez que nos juntamos”, describe José Luis Peppino, uno de los integrantes del grupo.
El aglutinante es River. Pero a eso le suman el compromiso social y la participación en el entramado social a través de acciones solidarias. Esa decisión requiere constancia y el involucramiento con las problemáticas de los vecinos, conocer la realidad de los barrios. “Para ver el partido no hay que ser socio ni nada, sino simplemente llevar un alimento no perecedero. No cuesta nada llevar un paquete de fideos o leche y juntás 100 kilos de comida en un rato. No lo podíamos desaprovechar”, cuenta.
Para las acciones solidarias, coordinan en función de los lugares donde más hace falta. La información la obtienen a partir del trabajo periodístico de Santiago Córdoba. De esa manera, muchos chicos que se acercan por el sentimiento riverplatense, pueden enfrentarse a estas otras realidades y conocer más lo que viven otros venadenses.
“Hay mucha gente que va para el Chaco a llevar ayuda, pero acá hace mucha falta también. Los pibes que van una vez, se les mueven las patas y quieren volver a ir. Hemos llevados a chicos de doce años como para pegarle un par de cachetadas y vean un poco la realidad”, apunta. Y agrega que es “la gente que está a cargo de los merenderos y está en la misma situación que los que va, lo que más lo motiva”.
Ese vínculo entre la solidaridad y la pasión por los colores es una iniciativa que, si bien forma parte de los lineamientos del club, surgió a partir de la iniciativa de los integrantes de la agrupación. “Uno piensa cómo no voy a hacer nada. A mí me mueve esa gente que está en las mismas condiciones y laburan a destajo para que los pibes puedan tener una copa de leche”, dice. Y explica que la comisión directiva, en sus filiales, tiene una repartición que se llama River Solidario. “Hay una bajada de línea desde la comisión directiva. Pero nosotros lo venimos haciendo de forma particular, nada más que ahora le ponemos la camiseta de River. Es algo que está instalado y hay que ayudar. Hagamos todo lo que podamos. Estar dando una mano no deja de ser política”, sintetiza.