(PR/Norma Migueles) El tribunal integrado por los jueces Mariana Vidal, Mauricio Clavero (presidente) y Adrián Godoy condenó en primera instancia a Carlos Emanuel Lucero a la pena de prisión perpetua por el homicidio agravado por ensañamiento y alevosía de Juan Marcos Correa hecho ocurrido en la localidad de Amenábar en setiembre de 2020.
El martes 3 de octubre pasado, a las 8.30, comenzó en los Tribunales de la ciudad de Rufino el juicio que duró tres días, en tanto que los alegaros finales fueron presentados el lunes 9. En representación del MPA actuaron los fiscales Rafaela Florit y Mauro Menéndez , quienes solicitaron al tribunal la máxima pena, en tanto que la defensa del acusado estuvo a cargo del defensor oficial Pablo Domínguez.
El tribunal dispuso la continuidad de la prisión, que cumple desde que fue imputado por el hecho y su traslado a una cárcel santafesina.
El homicidio
A fines de septiembre la familia dejó de ver a la víctima y el 4 de octubre denunciaron su desaparición. Para esa fecha ya había sido asesinado de manera salvaje. Al hombre ahora condenado se le endilgó la autoría de homicidio calificado (por ensañamiento y alevosía).
Según se desprende de la investigación realizada, el homicida actuó con la intención de hacer un sacrificio humano como ofrenda al santo pagano San La Muerte”.
“El atacante sabía que Correa era adicto a estupefacientes y vivía en condiciones de vulnerabilidad, lo cual aprovechó para conducirlo mediante engaños a un monte conocido como “El nuevo basural’ de la localidad de Amenábar”, detallaron los fiscales en la acusación. “A partir de un plan previo, el acusado llevó cigarrillos de marihuana, un cuchillo y un recipiente”, agregaron, lugar donde le dio un golpe de puño a Correa, lo hizo caer al suelo y le advirtió que iba a ofrendarlo en el marco de su culto”.
Florit y Menéndez destacaron que “inmediatamente después, el acusado utilizó el arma blanca para hacerle cortes a la víctima en distintas partes del cuerpo y mientras agonizaba, le extrajo el corazón y provocó así su fallecimiento en el acto”. Según añadieron, “luego decapitó el cuerpo sin vida y enterró las partes a pocos metros del lugar del homicidio”..
“Por otro lado, en esos días el hombre investigado fue privado de su libertad y les contó detalladamente a otros dos detenidos lo que había hecho, cómo había procedido y adónde había enterrado el cuerpo”, relataron los funcionarios del MPA.
“Tras recibir información sobre la mecánica del ilícito, las fuerzas de seguridad fueron hasta ‘El nuevo basural’”, donde “las partes del cadáver fueron halladas en bolsas de nylon enterradas en cercanías de un altar armado para venerar al santo pagano del que es devoto el acusado”.
