(PR/Norma Migueles) Los padres no deberían enterrar a sus hijos. Pero sucede y el dolor anida para siempre en el corazón. Cada fiesta familiar, cada “día de”, cada aniversario de su nacimiento, cada noche, cada tarde de domingo, la herida se abre y sangra nuevamente.
Algunas personas incorporan ese dolor a su cuerpo y la tristeza les brota de cada poro de su cuerpo, agrisando los colores, alargando los días y las noches en busca del tibio reflejo de la mirada amada.
Otras con esfuerzo y voluntad cada día toman su dolor, lo envuelven en un papel de colores como si fuera un caramelo y lo guardan en el bolsillo, transformándolo en amor. Cada tanto meten la mano y acarician con dulzura el recuerdo cálido y amable.
A Andrea Tulian la vida la ha golpeado fuerte, primero el 31 de diciembre de 2008, su hermana María Biletto fue asesinada por su novio en San Eduardo, seis meses después el 30 de junio de 2009 perdió a su primer hijo cuando tenía 2 años y 8 meses. Hoy Bauti cumpliría 18 años y ella lo recuerda, lo imagina, lo añora.
“Si bien el dolor aún sigue vivo, y seguirá siempre, creo que cuando uno no siente culpa, no es dolor de pesar, sino de amor. Dolor de extrañar, de imaginar momentos que no se puede vivir con él. Con mi marido (que no es el papá de Bauti), pensamos lo que sería tenerlos a él y a Iori (su segundo hijo) juntos. Iori pre adolecente y Bauti con 18 años, me dice mi marido andarías colgada por los techos renegando. Y hasta nos reímos de esa situación. Eso es lo lindo de recordarlo con el amor de madre que queda detrás de cualquier dolor”, reflexiona.
Andrea no pierde la sonrisa y el amor por su segundo hijo Iori, hace un tiempo comenzó un emprendimiento de gastronomía y en ese lugar también imagina la presencia del hijo ausente. Hoy en su cumpleaños le dedicó unas dulces palabras, que resumen los sentimientos de tantos padres y madres “Un día como hoy hace 18 años atrás, llegaste a mi vida a cambiarlo todo, tuve el honor de cargarte en mi vientre y darte a luz… vivimos juntos poco tiempo, pero lo necesario para amarte toda la vida. Cada 30 de octubre mi alma de mamá repostera piensa ¿cuál habría sido la torta que hubieras elegido para cada cumpleaños? ¿Cuántos amiguitos hubieras invitado a celebrar tu día? ¡¡¡Cuántas preguntas sin respuesta y las que aún vendrán!!!”.
“Cuantos preparativos estaríamos teniendo en estas semanas para que hoy, como todo hijo que cumple 18, tuvieras el mejor de los cumples. La rapada de cabeza, la famosa feliz legalidad, y cocinando tus amadas ´mimalesas de mamu´, como siempre me pedías…Es imposible no pensar ni imaginar, pero solo es eso, porque no puedo tenerte. Me quedo con tu recuerdo, tu aroma, tu amor eterno y esos abrazos donde me decías ´mamusca te amo´, que aun sigo guardando en mi corazón. Y como siempre, sabiendo que aún sigue habiendo un cielo que nos une donde quiera que estés, aquí seguiré amándote siempre. ¡¡¡ Felices 18, Bau!!!”.