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Asalto: perder el trabajo, perder la tranquilidad, ganar el miedo

(PR/Norma Migueles) El 17 de noviembre de 2023, minutos antes de las 5, tres mujeres esperaban en la esquina de Alem y Marenghini la combi que las iba a llevar a una empresa cerealera de Murphy en la que trabajaban como «chaleras», una labor dura y sacrificada para la que, generalmente, se contratan mujeres, quienes durante los meses de verano realizan una selección manual de espigas dejándoles un buen ingreso.

Acompañándose en la espera, las mujeres charlaban animadamente en un sector periférico del barrio Iturbide, en Venado Tuerto. En ese momento, pasó una moto con dos sujetos, quienes se pararon a unos metros para arreglar algo en el vehículo, luego dieron la vuelta y el acompañante se bajó con un cuchillo en una mano y una linga o cadena en la otra. Fue allí cuando se acercó a una de las trabajadoras que tenía un sobre en la mano y como la mujer no se lo dio, el sujeto abordó a la que tenía una mochila y le exigió que se la entregara. Luego de forcejear, la chica la tiró hacia sus compañeras quienes en ese momento empezaron a huir.

Un dato relevante es que ambas mujeres conocían al agresor ya que habían vivido durante la niñez en el mismo barrio al punto que no creyeron que las iba a robar porque las conocía. Sin embargo, el asaltante infringió el código del mundo del crimen, teniendo en cuenta que quienes lo respetan no roban a los vecinos.

De hecho mientras la tironeaba, el asaltante le exigía a su víctima que no lo mirara, la mujer resistía, pero «pensé en mis hijos», admitió y arrojó la mochila, él fue a recogerla, pero antes desahogó la furia propinándole un cadenazo, que impactó en el hombro con el candado, a escasos centímetros del rostro.

La mujer declaró en el juicio y su testimonio fue desgarrador, porque más allá de unos pocos bienes que perdió, lo mas gravoso fue como impactó el hecho en su vida normal.

La víctima expuso que entre las secuelas que les quedaron no podía dormir, padecer pesadillas, fue difícil salir y caminar sola, entre otras. «Durante la temporada me tuvieron que acompañar porque después decidimos cambiar el lugar donde esperábamos el colectivo y nos fuimos a donde había más gente. Nunca nadie se espera esto, pero fue muy agresivo todo, dejé las temporadas después de ese año», afirmó.

El autor del hecho, “Javito” Ramírez, fue condenado a 9 años de prisión por el juez Mauricio Clavero en el juicio oral y público que finalizó este mismo miércoles en Venado Tuerto. El monto de la pena es la que había solicitado el fiscal Damián Casullo.

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