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“Atrapados” rumbo al 0 km: entraron en planes de autoahorro y las cuotas les subieron 70%

Algunos arrancaron hace poco. Otros llevan varios años aportando, con esfuerzo y con la ilusión de tener un cero kilómetro que no podrían haber pagado al contado. Pero en los últimos meses ese sueño del auto nuevo se volvió pesadilla. Fue así para al menos 1.200.000 compradores de todo el país que se metieron en planes de ahorro y aún tienen deuda. ¿Qué pasó? El dólar se disparó, las cuotas se volvieron para muchos impagables y quedaron así “atrapados” en contratos de los que no es posible salir sin sufrir importantes pérdidas.

La modalidad, desconocida en muchos países, está muy arraigada en Argentina. En los últimos años, cerca de un tercio de los autos se compraron con “autoplanes” y sólo en 2017 hubo unos 600 mil nuevos suscriptores, según cifras del mercado.

En la forma más usada, el esquema permite abonar un vehículo durante siete años, en cuotas variables que cada mes se calculan dividiendo por 84 el valor actualizado del 0 km, más cargos varios que pueden elevar la suma un 14%. Eso se hace en grupos de 168 compradores que van recibiendo los vehículos a razón de dos por mes, uno por sorteo y otro por licitación.

Se trata de una lógica que funciona bien en tiempos de estabilidad. Pero este año los cero kilómetro ya acumulan aumentos del 60 al 80%, que se trasladaron a las cuotas y dejaron a los ahorristas en una situación compleja. Algunos, incluso, pasaron a pagar más del doble que hace un año porque al alza del precio se sumó que su modelo fue discontinuado por la fábrica y el plan pasó a ajustarse por uno similar más costoso. Todo lo cual generó una ola de reclamos en entidades de consumidores.

“Las consultas de usuarios damnificados se multiplicaron, en especial desde la devaluación. Hay cuotas que subieron 60 o 70% incluso de un mes al otro. A gente que pagaba $ 5 mil le empezaron a llegar $ 9 mil, y ya no pueden cumplir más. Quedaron atrapados”, cuenta Osvaldo Riopedre, abogado de la asociación Adecua.

Ocurre que, si deja de pagar, el ahorrista puede recuperar el dinero aportado al valor actualizado, pero eso no comprende los cargos extra y para cobrar debe esperar al final del plazo previsto (pueden ser años). Otra opción es vender el plan, a un precio que siempre será menor a lo ya pagado.

“De cualquier modo se pierde. Pero la peor situación es para los que ya les dieron el vehículo y deben cuotas. Porque, para ellos, dejar de pagar implica que le hagan un juicio para secuestrarles el auto y rematarlo, algo en lo que se cometen todo tipo de atropellos”, agrega Adrián Bengolea, presidente de Usuarios y Consumidores Unidos (UCU), donde también han recibido “muchísimas consultas de gente que ya no puede pagar”.

“Las cuotas deben seguir linealmente el precio de los autos. Esto es para asegurar que todos los aportantes puedan tener su unidad. Lo que pasó es que, a nivel mercado, de diciembre a octubre, los precios variaron en torno al 75%, cuando el dólar lo hizo más de un 100%. Eso debió trasladarse mayormente. Aunque, en nuestro caso, la suba de las cuotas rondó el 60% porque una parte fue absorbida por la terminal para atenuar el impacto, algo que se compensará en 2019”, asegura Santos Doncel Jones, gerente general de Autoahorro Volkswagen.

El ejecutivo estima que en el país hoy hay 1,2 a 1,5 millón deudores de planes de ahorro. Y reconoce que, en la situación actual, “hay más clientes que se atrasan con el pago o renuncian al plan”, especialmente entre los que todavía no tienen el auto.

Alejandro Lamas, secretario de la Cámara del Comercio Automotor, explica al respecto que la suscripción de planes nuevos “se derrumbó un 70% a 80%” en las concesionarias y que, entre los deudores, si habitualmente 15 a 20% estaban en mora, ahora el rango va del 22 al 25%: es decir, que ahora 1 de cada 4 no están al día.

Ante esto, en las asociaciones de consumidores apuntan contra las automotrices. Lo que denuncian, principalmente, es que las cuotas se están ajustando en función de los “precios de lista” de los autos, que según ellos son “ficticios” porque en los concesionarios los mismos modelos se ven casi todo el mes a valores bonificados, hasta 30% menores.

«La devaluación naturalmente impacta en el precio. Pero los ahorristas se quejan por ejemplo de que están pagando las cuotas según precios de lista de $ 600 mil, y al mismo tiempo ven ofertas en concesionarios oficiales de ese mismo auto por $ 400 mil. Esto está pasando en las principales automotrices», afirma Bengolea, de Usuarios y Consumidores Unidos. En esa entidad dicen que esa práctica es ilegal y están convocando a los afectados para reclamar por el tema ante la Justicia.

El auto es clave para Carlos Pigues. Lo usa cada día para ir de su casa, en Lomas de Zamora, al trabajo en Capital. Pero ahora teme perder su Volkswagen Take Up! porque lo compró con un plan de ahorro que se le volvió difícil de pagar.

“Me metí en mayo de 2017 y en enero lo retiré, adelantando 24 cuotas. Al principio, las cuotas eran de $ 2.020, algo accesible. Pero ahora se me fueron a $ 6.100, el triple. Para colmo me obligan a contratar un seguro de $ 3.500 que es de los más caros”, protesta.

Y agrega: “Me mató que el valor del auto subió mucho, y que el modelo 3 puertas que yo compré dejó de fabricarse, y me pasaron al de 5 puertas. Aún debo 45 cuotas y es complicado bajarse. Aguantaré, voy a seguir pagando hasta que pueda porque el auto lo uso y no lo quiero perder”

“Estoy muy enojado con lo que me pasó”. Así arranca Sebastián Celery, un vecino de Palermo, el relato sobre cómo le fue con la compra, a través de un plan de ahorro, del Peugeot 301 que utiliza para trabajar como remisero.

“En octubre de 2017, el auto valía $ 334.000 y la cuota era de $ 3.767. Un año después, ya toman un precio de $ 622.900 para el coche y la cuota pasó a $ 9.079. Es un aumento que me partió al medio, porque el combustible también subió y mis ingresos no acompañaron”, explicó.

Pero ahí no terminaron sus problemas. Según asegura, hará un reclamo ante Defensa al Consumidor porque entiende que le cobraron de más $ 11.000 más que lo acordado para darle el vehículo, que le cobraron “en negro” cargos de adjudicación y admisión, que le cobraron sobreprecios en gastos de patentamiento y hasta que le vino una rueda de auxilio de otro modelo. “Fue una estafa”, resume.

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