Tiene 35 años y está acusado de comandar una organización narcocriminal que operaba en Venado Tuerto. Según la acusación, Matías Álvarez sería el cabecilla y quien impartía las órdenes de una banda desde su celda del penal de Rosario. El fiscal federal Fernando Arrigo pidió que lo condenen a 18 años de prisión y también reclamó penas de entre siete y nueve años para el resto de los miembros de la organización. En sus alegatos destacó el perfil violento de Bicho, le atribuyó haber ordenado atacar con una ametralladora la propiedad de una mujer y destacó un comportamiento “hostil” contra los jueces que deben juzgarlo.
Matías Ernesto Álvarez es el principal apuntado en un juicio que se desarrolla en Venado Tuerto. Tiene 35 años, le dicen “Bicho” o “Negro” y ostenta un presunto bajo perfil, pero un accionar violento. Lo acusan de liderar una banda narco y ser el financista de su organización, rol que desarrolló mientras estaba detenido en Unidad Penitenciaria N° 6 en Rosario. También le atribuyen haber ordenado el ataque a tiros a una mujer, que comercializaba droga en distintos búnkeres. A pesar del encierro, su accionar no se detuvo y en la actualidad acumula otras causas.
El fiscal federal Fernando Arrigo pidió, esta semana, 18 años de prisión para Bicho Álvarez ante el Tribunal Oral Federal N°2 de Rosario, que lleva adelante el debate y el pago de una multa de 4,5 millones de pesos. Para los cuatro restantes miembros de la organización solicitó penas que van desde los siete hasta los nueve años de prisión.
A Bicho lo acusó de liderar la banda narcocriminal y financiarla desde su celda cuando estaba detenido en el penal rosarino de la calle Francia, en 2018. Pero también le imputó haber ordenado un atentado contra una mujer que en algún momento estuvo bajo sus órdenes y luego comenzó su propio negocio. Según la investigación, el cabecilla dio el nombre de la víctima desde su teléfono, coordinó los preparativos y provino de armamento para que el ataque se llevara a cabo. En una de las escuchas, pedía que se pararan sobre el capot del auto y “descargaran una metra”, informaron fuentes de la causa a PERFIL.
Al final no hicieron eso, pero el plan se concretó en noviembre de 2018. Dos personas en motos (que hasta ahora no fueron identificadas) llegaron hasta la propiedad de la mujer y le balearon el vehículo. La víctima es una de las personas que llegaron a juicio por este entramado narco y finalmente fue condenada en un juicio abreviado.
En sus alegatos, el fiscal Arrigo hizo referencia a la violencia con que actuaba la banda liderada por Bicho y destacó “el desprecio a la integridad física de quienes eran víctimas de amenazas o aprietes” ordenados desde prisión por Álvarez. Y este accionar fue parte de los agravantes que utilizó para el pedido del monto de la condena, ya que estableció que contaban con un importante “poder ofensivo”, que “dirimían los conflictos de forma violenta” y que contaban con “facilidad” para acceder a las armas de diversos calibres.
Álvarez, según la investigación, “mandaba a balear a propios y ajenos”, a deudores ordenaba “pegarles tiros en las piernas” o “de la cintura para abajo”, o pedía atacar a balazos los kioscos de droga, según contó una fuente consultada a este diario. “Es una persona muy violenta, se valía de celulares y manejaba todo. Tenía una contadora que le llevaba los números, pero a ella también le pedía que rindiera cuentas, al igual que a sus dealers”, contaron. Desde su lugar de encierro controlaba a las personas y el negocio.
Quienes reconstruyeron su historia cuentan que habría llegado al mundo del narcotráfico de la mano de “gente de Esteban Alvarado”, un poderoso capo narco condenado a perpetua, que se lo conoce por su perfil violento y abultado poder económico para ganar voluntades. Hasta se compró un helicóptero para fugarse de la cárcel de Ezeiza, pero lo descubrieron en pleno plan de fuga.
Álvarez también mostró su mal genio ante el tribunal. Y el fiscal hizo alusión a que durante el debate que inició el 6 de febrero último mostró “un comportamiento hostil e irreverente constante” ante los tres jueces Osvaldo Facciano, Omar Paulucci y Eugenio Martínez Ferrero que “denota un profundo querer desconocer la autoridad y un desapego a las normas de convivencia”, según se detalla en el sitio Fiscales.
El accionar violento, al parecer, se lleva en la sangre, ya que Luciano Álvarez, su hermano y miembro de la organización, cuando fue detenido por esta causa, amenazó a una de las policías con violarla y matarla.
Hoy Bicho está detenido en el penal federal de Marcos Paz. Pero antes de este último traslado ocurrido en febrero pasado estuvo alojado en la cárcel de Rawson. Desde allí nació otra causa que lo tiene en la mira, aunque aún no está confirmado que sea el autor. Se trata de una amenaza de “balas y granadas para todos”. El mensaje intimidatorio llegó al teléfono del senador Lisandro Enrico y apuntaba a fiscales, jueces y al intendente de Venado Tuerto. En el escrito exigían que se “deje de meter presa a gente inocente” y alertaba: “El que avisa no traiciona”, acompañado de una foto con un arma.
Unas 15 personas de la banda de Bicho aceptaron los cargos y la responsabilidad sobre el accionar delictivo en un juicio abreviado. Mientras que Álvarez conocerá la decisión del tribunal el lunes.
La banda sigue activa
En sus redes sociales, Matías “Bicho” Álvarez se muestra sonriente. Publica selfies, memes y recibe mensajes de “pronta libertad” de sus seguidores. Aunque ver la luz del sol lejos de los muros de una cárcel no parece ser una realidad cercana. En la actualidad se encuentra en el banquillo de los acusados por liderar una banda narcocriminal que fue desbaratada en 2018. La manejaba desde prisión, donde purgaba condena por un robo. Pero su nombre se repite en otros expedientes, y hace dos semanas se realizaron múltiples allanamientos a presuntos miembros de su reinventada organización.
Los allanamientos ocurrieron el pasado 5 de abril y se desarrollaron en más de treinta domicilios en Rosario, Venado Tuerto, Firmat y San Gregorio. Además se inspeccionaron las cárceles santafesinas de Melincué y Piñero y la bonaerense de Marcos Paz, donde está Bicho Álvarez.
En el operativo se incautaron más de 50 celulares, chips telefónicos y artefactos de almacenamiento de datos, como pendrives, tabletas y tarjetas de memoria, un arma de fuego, entre otros elementos de interés para la causa, según se informó.
Fuente: Perfil