En diciembre del año pasado Carlos Ledesma dejó de trabajar en la firma Sicamar Metales. Lo hizo en el marco de un «retiro voluntario», de esos a los que inducen a sus trabajadores los empresarios de Venado Tuerto hoy por hoy. Para algunos, despidos encubiertos y más baratos. Había trabajado en la empresa 11 años y cumplía funciones de delegado de la Unión Obrera Metalúrgica.
A la hora de describir sus sensaciones tras el despido razonó: “Es como volver 15 o 20 años para atrás. Es volver a tocar puertas, con la diferencia que ahora estás más grande y en mi caso con un currículum que no me favorece, porque haber sido delegado gremial no es algo que les simpatice a los empresarios. Ahí te das cuenta que todo es más difícil”.
Siguiendo con su análisis, Ledesma comentó que “esto me hace acordar a 1998 o 1999, antes del lío grande de 2001. En los barrios se empezó a llenar de despensitas, cada vez hay más cadetes, porque el que se queda sin laburo en la fábrica y no tiene oficio, agarra la motito para rebuscarse en el día a día. Veo que voy a golpear una puerta y atrás mío hay otros 20, y te dicen deja el currículum y vemos qué pasa. Los síntomas son los mismos y esto es una bomba, porque la gente se está quedando sin trabajo y los precios siguen aumentando”.
Quedarse sin un sueldo fijo provoca un caos en la economía familiar difícil de ordenar. Al respecto Ledesma describió: “Tenes tus gastos fijos que de a poco los vas reduciendo y te acomodás a la situación como podes”.
En estos tiempos de la “meritocracia”, Carlos apuntó que “en estos momentos nadie te da laburo, lo tenes que generar vos. A los 40 años todo es más complicado, sobre todo en Venado y si tuviste actividad sindical terminas de remisero o en trabajos independientes”.
Carlos Ledesma está tratando de sobrevivir financieramente mediante un emprendimiento de arreglo de lavarropas. Para contactarlo llamar al (3462) 15319662.