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Carlos Novillo: Hermano de un desaparecido y sobreviviente de la dictadura militar 

(PR/Norma Migueles) En el 48° Aniversario de la denominada Noche de los Lápices, este 16 de agosto, la comunidad educativa de la ESSO N°446 Juan B. Alberdi que dirige la profesora Sandra Brnich, conjuntamente con el Centro de Estudiantes y el apoyo del Instituto Municipal por la Memoria la Verdad y la Justicia, tuvo un acto recordatorio en el que se nominó a una de las aulas Jorge “Leche” Novillo promoción 1971, uno de los ex alumnos de la institución secuestrado y desaparecido por la dictadura militar en 1978. 

 

En la oportunidad estuvo presente en calidad de invitado Carlos, hermano de Jorge, Bibiana Pieli (prima) cuyo marido también fue secuestrado y desaparecido, y tres compañeros de promoción que quisieron también rendirle un cariñoso homenaje.

En diálogo con Pueblo Regional, Carlos Novillo, hizo un rápido repaso por el crítico momento en que fue secuestrado por las fuerzas conjuntas junto a sus hermanos Alejandro y Jorge, el 28 de febrero de 1977, en el pasaje Nelson de Rosario. En ese momento Jorge estaba enrolado en la Columna Norte de Montoneros.

 

Momento que quedó fotografiado en su memoria, “Jorge estaba preparando la mudanza, porque estaba clandestinizado, mientras esperábamos, él tocaba la guitarra, Alejandro estaba en el auto escuchando música y yo en el baño. Al primero que apresaron fue a Alejandro, luego rompieron las puertas, ingresaron y estaba Jorge, yo escuché el estruendo y quise escapar por el patio, pero me di cuenta que me podían matar, así que me quedé. Yo sabía los riesgos que corría porque mi hermano era militante de superficie de Montoneros”, resumió.

Los tres hermanos estuvieron privados de su libertad en el centro clandestino de detención La Calamita, en Granadero Baigorria. A Jorge lo separaron del grupo, Alejandro y Carlos quedaron juntos esposados, “ahí se pierde la noción del tiempo, no se si pasaron días u horas. Creo que nos ponían algo para dormirnos en la comida. En un salón grande de piso de madera había seis o siete jóvenes, entre ellos vi a Jorge y quise hablarle, pero no me contestó”.

 

“El que sí me habló fue Carlos Ruffa, docente de la UTN y me pidió que si salía le avisara a sus padres que vivían en San Luis. Hace poco encontraron sus restos en el Cementerio La Piedad”, indicó.

“Las patotas pasaban a cada rato y uno de ellos «Sebastián» (Jorge Fariña, uno de los juzgados, que fue condenado en la primera parte de esta causa a prisión perpetua) me preguntó si sabía que mi hermano era montonero. Le dije que no, que era de la JP, ´no me boludees´ me contestó. Cuando dos semanas después me liberaron el mismo Fariña me dijo que mis padres debían estar contentos, porque ´de tres hijos le devolvían dos´.

 

Otro momento de tensión, vivieron cuando uno de los captores se detuvo al lado de Alejandro y le preguntó dónde hizo la ´colimba´, él le dijo que en Santo Tomé, entonces le volvió a preguntar ¿conociste a Amelong? El le dijo que sí y cuando se va mi hermano me dijo que era el propio Amelong, lo reconoció por la voz y en el juicio lo identificó perfectamente”.

Luego de dos semanas a Jorge, lo llevaron a la Quinta de Funes. A Carlos y Alejandro, siempre vendados, los dejaron cerca de las obras de Av. Circunvalación que se estaba construyendo, con unos pesos para que tomaran el colectivo y se volvieran. 

 

El retorno 

 

Carlos volvió con el miedo muy dentro suyo y los recuerdos encriptados en un shock postraumático, nunca pudo llorar. La vida de su familia cambió, querían recuperar al hijo secuestrado. De hecho, el padre, agobiado por la búsqueda sufrió un infarto un año después. La madre siguió buscando, hasta que perdió las esperanzas, y murió a nueve años de la desaparición. 

 

Ellos estiman que mientras tanto y como sucedió con tantas familias, les sacaban dinero, con falsas esperanzas y promesas incumplidas. 

 

La casa que los jóvenes Novillo tenían en Rosario fue desmantelada, el mismo día que los detuvieron se llevaron los muebles y todo lo que había en ella, como así también el auto.

El despertar 

 

“En 1983 me fui a Rosario y empecé a militar en el justicialismo, trabajando para un candidato, pero tranquilo. Esas elecciones en Santa Fe las ganó Tati Vernetti y luego me enteré que en ese grupo había un tal Castro, que luego fue diputado provincial, que era Servicio de Inteligencia así que me volví a retirar”, indicó y agregó: “Mi verdadero despertar a la militancia fue cuando apareció Nestor Kirchner, cuando se derogaron las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, y empezaron los juicios, el primero la causa Guerreri, Amelong y otros”. 

 

Por expreso pedido de su madre, Carlos Novillo no declaró en el juicio a las juntas. Hoy integra el espacio Juicio y Castigo.

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