Cuando el 5 de julio de 2007 el suboficial Juan Ángel Delmastro detuvo a Ignacio Actis Caporale, se presentó la oportunidad de montar una “empresa delictiva” junto al exjefe de la exDrogas Peligrosas Alejandro Druetta. Eso se desprende de la investigación que derivó en la detención de los dos policías, quienes, según se detalla, impartían “las directivas necesarias para desplegar y organizar distintas etapas relacionadas con la distribución onerosa de droga, ya sea la obtención de los alcaloides, su guarda como posterior comercialización”.
El juzgado federal los incrimina además por «otras conductas de corte criminal orientadas a la realización de procedimientos de prevención, con información obtenida ilegalmente en miras a consolidar falsamente su función policial y éxito profesional». De esa manera, fraguando operativos, Druetta mejoraba su apreciación pública, era respaldado por funcionarios y se presentaba en los medios de comunicación como un especialista en el “combate al narcotráfico”.
«Valiéndose de su calidad de miembros de la policía llevaron adelante diversos procedimientos que culminaron con la detención de diferentes sujetos y con el secuestro de droga en los que se plasmaba falsamente su inicio», establece la imputación. Esas conductas se verificaron en al menos tres casos en 2008, 2009 y 2011, cuando mintieron respecto de cómo se habían originado procedimientos que culminaron con detenidos y secuestro de droga. De acuerdo a la acusación, los policías refirieron que habían actuado a partir de tareas de prevención general o denuncias anónimas cuando en realidad los sospechosos habían sido sindicados por Actis Caporale.
Cuando Actis Caporale cayó detenido en 2016 a punto de correr una carrera de autos con otro nombre, Alejandro Druetta, quien se desempeñaba como jefe de Contrainteligencia de la Policía de Investigaciones, explicó que el detenido había logrado estar tanto tiempo prófugo debido a que “Buenos Aires es muy grande”.
En una conferencia de prensa, el policía especificó: «yo lo había detenido 10 años atrás en la Plaza Pringles [en Rosario]. Vendía LSD y éxtasis. Me había llegado la información de un muchacho que vendía a adolescentes. Su personalidad es particular. Termina detenido por su ego. Es una persona muy egocéntrica, le gusta la exposición». Según la Fiscalía Federal de Rosario y la Procunar, esa detención fue el inicio de la “asociación ilícita”.


