En su mensaje a los ejecutivos de empresas rusas, Cristina habló de «diversidad y pluralidad», dos características, según dijo, del gobierno iniciado en 2003 por su marido, el ex presidente Néstor Kirchner, y del suyo, a partir de 2007.
«Hoy más que nunca hace falta mirar al mundo completo, y no a una sola parte», como hacían otros gobiernos y como nos indicaban que debíamos hacerlo desde otras latitudes.
La jefa de Estado destacó este marco la «complementariedad» que presentan las economías de Argentina y Rusia, y afirmó que ambos países conforman «una asociación muy importante».
También ponderó el acuerdo que mañana firmará con su par ruso, Vladimir Putin, para la construcción de una nueva central para obtener energía nuclear.
«La energía nuclear tiene cada vez mayor predicamento en el mundo, y es más barata, más limpia y menos sujeta a vulnerabilidades externas. Argentina viene desarrollando esta energía y es líder en este sector», dijo la jefa de Estado.
Todo esto, dijo Cristina, es parte de un proyecto de «reindustrialización» iniciado en 2003 y que tuvo como un gran paso la recuperación de la empresa petrolera YPF, ahora en manos del Estado argentino.
Como parte de este proceso de reindustrialización, Cristina habló de la necesidad de realizar joint ventures (empresas mixtas) con compañías de otros países, que aporten capital para la inversión y el desarrollo.
Cristina se refirió al caso más reciente que fue la constitución de un consorcio argentino-ruso para el aprovechamiento de la represa eléctrica Chihuido, para generación hidroeléctrica y también contención de catástrofes debido al encauce del río.
Según explicó, la empresa rusa que invertirá en Chihuido es la rusa Power Machines, con presencia en más de 50 países del mundo y una generación total de energía de 300.000 megavatios, y en Argentina con presencia desde 1979 en Salto Grande, Central Costanera, Caracoles, Piedra del Aguila, Central Bahía Blanca, Punta Negra.
Como parte de este proceso de reindustrialización, Cristina mencionó la necesidad de fabricar en el país maquinaria pesada para la industria petrolera y para la industria agrícola, entre otros sectores, pero también para destinar esta producción no sólo al mercado interno sino al de América latina, tal como lo hacen en la actualidad las automotrices extranjeras.
La mandataria habló de tres grandes vectores de desarrollo en Argentina, que son la energía, los alimentos y la innovación tecnológica.
En este marco, recordó que Rusia «es un inmenso vector de energía», y Argentina «de alimentos» y «de innovación tecnológica, con más de 1.000 millones exportados en software».