(PR/RG) Cada tanto las organizaciones delictivas actualizan las formas de seguir operando sin ser descubiertos. Y aunque en Santa Fe no hay estadísticas oficiales, se sabe que las ciberestafas se multiplicaron.
«Desde hackeos de cuentas de homebanking a cuentos del tío por WhatsApp, las bandas demostraron una gran capacidad de ingeniería social y tecnológica para engañar a sus víctimas. Pero tenían un problema: quedaban expuestos cuando se investigaba a dónde iba la plata», indica una investigación de Clarín.
La novedad surge de investigaciones de distintos fiscales de Buenos Aires, especializados en ciberdelitos, y consiste en la contratación de “mulas”: personas a las que se les paga desde $5 mil hasta $50 mil por prestar su CBU, o directamente abrir paquetes de cinco cuentas a su nombre y entregar las claves de acceso.
En la Provincia, no existen estadísticas sobre cuántas estafas suceden al año, sin embargo desde el Ministerio de Seguridad insisten en realizar las denuncias, cosa que muy pocas veces sucede. Rodrigo Álvarez experto en delitos informáticos de la AIC sostuvo que existe “un conjunto de cosas que pasan para poder establecer una estadística que sea fidedigna, que realmente sirva. La realidad es que no todo el mundo denuncia por diferentes circunstancias, primero porque hacer la denuncia implica desplazarse a un lugar a denunciar, entre otras razones”.
“La denuncia va a permitir que nosotros investiguemos y podamos determinar quién
es el estafador. Eso no quiere decir que vamos a poder recuperar el dinero, para eso hay que hacer todo un reclamo legal administrativo desde lo privado, con la Defensoría del Pueblo, la Defensa al Consumidor, muchas veces son responsables las empresas, los bancos o en el caso de las empresas telefónicas hay mucha suplantación de la identidad”, explicó.
Una cuestión no menor es el hecho de que a veces el dinero robado son montos de 20 mil o 25 mil pesos, motivo por el cual la gente decide no denunciar, incluso, desisten de contactar un abogado que en pocas palabras cobraría lo mismo que lo perdido, y tampoco garantiza la recuperación del dinero.
Alvarez indicó que la estafa cuando no se denuncia se convierte en una “cifra negra o una cifra muerta” y lamentablemente no contribuye a la construcción de una estadística anual.
Por el contrario, todo lo que se denuncia se direcciona a una base de datos. Sin embargo en la actualidad, dicha base no es comparables con absolutamente nada, ya que no hay registros anteriores.