Kelsey Townsend, de 32 años, asegura que no tenía enfermedades preexistentes que pudieran agravar su estado de salud al contraer el coronavirus. Sin embargo, en octubre del año pasado fue internada en un hospital de Wisconsin tras presentar serias dificultades para respirar, tos y neumonía.
Ante su avanzando estado de gestación que ya alcanzaba los nueve meses, los médicos decidieron inducirle el coma para recibir a la bebé. A pesar del diagnóstico de la madre, la niña, llamada Lucy, dio negativo por covid-19, al igual que el padre y sus hermanos.
Conectada a un respirador
Mientras Lucy se iba a casa con el resto de la familia, Kelsey empeoró aún más y tuvo que ser trasladada a otro hospital, donde pasó varios meses conectada a máquinas de oxigenación y respiración artificial. Sin embargo, la paciente logró superar la enfermedad y fue dada de alta.
Ahora, la mujer cuenta su historia y asegura que fue «increíble» abrazar a su hija cuando regresó a casa. «Había estado esperando durante mucho tiempo para conocerla y estaba muy feliz», señaló Kelsey al medio NBC.
Fuente: Rosario3