“De Tangos y de Suburbios”, evoca un 900 ya olvidado, que con sus tangos bailados en las veredas entre hombres, (muy pecaminoso para ser bailado por las mujeres!) con sus orillas, pintadas por anaranjados atardeceres de tabas, trucos y cuadreras, atardeceres que tiñen a veces sus confines, con un rojo de dagas manejadas por algún guapo prepotente.
Suburbio y guapos, que tanta curiosidad produjeron a nuestro gran Jorge Luis Borges.
Evocar nuestro pasado es una ayuda gigantesca para comprender nuestro hoy, y elaborar mejor nuestro mañana.
Sirve, (lo espero), para reconocer nuestros orígenes, para enorgullecernos del crecimiento (dificultoso, esforzado) de nuestras raíces.
Para no sentir que cada esfuerzo nuestro es solo dolor o frustración, y si en cambio, también, compensación.
Compensación, equilibrio “giusto mezzo” de nuestro destino, de nuestro ya transitado camino histórico, que no es poco, y que fue marcado con nuestra frente alta.
Y muchas veces con sangre inocente.
Michelangelo Tarditti, nacido en La Pampa, estudia en Buenos Aires y se dedica a la profesión del teatro, el cine, la radio y la televisión durante toda su vida. Se traslada a Italia, por una beca al Píccolo Teatro di Milano, hace 26 anos radicándose después en Roma donde funda el Teatro Argentino de Roma.
En el 2013 se gradúa como Doctor en Ciencias Filosóficas en la Universitá Roma Tre, de la capital de Italia.
«De tangos y de suburbios» no es un espectáculo más, es un encuentro de amigos entrañables, donde la música, la poesía y el relato fluyen naturalmente para amenizar la tertulia.
Michelangelo Tarditti, un estudioso de la vida y de la obra de Borges crea y recrea este magnífico espectáculo inspirado en la fascinación que ejercía ese género oscuro y burdo como fue el tango en el Buenos Aires de los albores del 900.
Jorge Luis Borges, uno de los más grandes exponentes de la literatura de habla hispana, argentino de nacimiento, es un personaje riquísimo, digno de análisis y esta propuesta aborda su obra bajo una mirada analítica pero sin perder la magia, por el contrario, otorgándole relevancia a través de los diferentes matices que le aporta la interpretación de tangos bien tradicionales y entrañables para el argentino medio.
El escenario que lo cobija no es un detalle menor, una de las salas más intimistas de «La Botica del Ángel», donde el tango, Borges y teatro son partículas mismas de la átmosfera cálida y misteriosa que sólo ahí dentro se respira.
Aproximarse a Borges puede sonar pretensioso para algunos y el temor a perderse entre sus letras puede desanimar a más de uno, quien ha tenido el temple de hacerlo y ha disfrutado de esos textos maravillosos encontrará en esta propuesta una oleada tibia de su esencia y quien aún no se ha animado entenderá que nunca es tarde y hallará aquí la chispa necesaria que encienda la curiosidad por comenzar a acercarse a su obra, seguramente esa sea el deseo de Tarditti al idear este conjunto de puestas que abordan la temática Borgiana.
La puesta es minimalista pero certera y la interpretación es superlativa porque utilizando como máximo recurso su cálida voz y su probada y enérgica presencia escénica. Michelangelo Tarditti lo baja del bronce y nos muestra un Borges cercano, asequible, sin estridencias y totalmente entrañable, ese hombre con quien hubieramos querido compartir un encuentro en cualquier cafetín de la ciudad. Un verdadero y justo homenaje, a treinta años de su desaparición física, a la memoria de quien regalara a la humanidad una obra tan majestuosa.
Michelangelo Tarditti, un actor y director argentino, radicado desde hace más de veinticinco años en Roma es el encargado de mantener encendida esta llama que ilumina su recuerdo y la lleva consigo dondequiera que esté porque es un amante de su obra y del tango argentino y con refinado estilo aúna ambas pasiones en espectáculos como este.
Recorrer la mítica Buenos Aires del 900 que tan minuciosamente ha descripto Borges acompañado del frenesí de los tangos de Cadícamo, Expósito, Soto y tantos, es un camino de ida al éxtasis.
Altamente recomendable … «De tangos y suburbios» hace bien!
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