ROSARIO. A una vecina de barrio Hospitales le robaron su Renault Duster, que apareció luego cerca de su casa. Llevó el vehículo a la seccional 15ª para completar el trámite de la denuncia realizada. La camioneta quedó allí, y cuando ella volvió al día siguiente había desaparecido y nadie le dio una explicación.
Lo que vivió una vecina del barrio Hospitales, en zona sur, parece extraído de una trama kafkiana, o del realismo mágico al palo. Pero ocurrió de verdad y en Rosario. Y ahora todo derivó en una denuncia ante la Agencia de Control Policial porque en la comisaría 15ª, de Sarmiento y Ameghino, desapareció la camioneta de la mujer, luego de haberla recuperado de un robo anterior. Mala fe, complicidad, o un exceso de desidia y negligencia, se pregunta la denunciante.
Soledad Fernández empezó a padecer este absurdo calvario el sábado a las 22, cuando llegó a su casa de Garay al 1200. Un hombre a punta de pistola la amenazó en la puerta de la cochera y la obligó a entregarle la camioneta, una Renault Duster de color blanca.
«LLamé al 911, hice la denuncia, vino la policía, me escoltó hasta la comisaría, siempre acompañada por mi ex marido. Me retiré y volví a casa», contó la mujer al móvil de SI 98.9.
Al día siguiente, la odisea continuó. «El domingo a las 14 llamaron a mi ex marido para avisarle que habían encontrado la chata«, agregó Soledad.
La Duster había sido abandonada cerca del domicilio de su dueña, en Pasaje Blanque al 1200, dos cuadras al sur. «Fuimos ahí, esperamos que llegara la policía, que tomara huellas, hiciera todo su papelerío, y de nuevo me escoltaron hasta la comisaría. Estacioné frente a la puerta, y ahí tuve que quedarme horas y horas esperando a que me tomen declaración para poder llevármela», narró la mujer.
«Cuando por fin me llamaron, quisimos entrar juntos con mi ex marido que me acompañaba, pero no nos dejaron. Entró él primero, y después me hicieron entrar a mí. Me preguntaron si tenía algo para demostrar que soy la dueña, le exhibí la tarjeta verde, y el policía me dijo ‘dame que le saco una copia’. Luego ese policía me dijo ‘vamos a hacer un paso más así no esperamos tanto a que venga el fiscal. Firmame esto’. Y yo firmé, confiando en la autoridad, y era el acta donde decía que yo me llevaba la chata», continuó el relato.
Pero entonces apareció en escena otro oficial que le aconsejó a Fernández y a su ex pareja que se retiraran porque como era domingo, el fiscal no se haría presente. «Me recomendó que me fuera y que luego lo llamarían a mi ex marido, faltaba un trámite más, y que no me preocupara porque hay cámaras y la chata quedaba a seguro», agregó Soledad.
En la mañana del lunes llamó a la seccional «y una mujer nos dijo que podíamos ir a retirar la chata. Fui y no la encontré, y la había dejado en la puerta de la comisaría. Luego el comisario (Luciano Vallejos) le contó que las cámaras no funcionan.
La mujer damnificada acudió entonces a radicar denuncia contra la sede policial en la oficina de la Agencia de Control Policial, en Catamarca al 1300. Y ahora empieza, o debe empezar, una investigación judicial sobre lo ocurrido