(PR/Pablo Salinas) La derogación de la ley de alquileres por parte del Gobierno nacional provocó un sacudón en el mercado inmobiliario que, todavía está tratando de acomodarse al nuevo panorama.
“El DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia) no trajo mágicamente más propiedades para la locación, lo que si hay es la certeza de que el propietario está más confiado a la hora de poner sus propiedades en alquiler. Antes lo hacía un poco a regañadientes sabiendo que, indefectiblemente, iba a perder dinero, en cambio ahora que puede pactar libremente el precio, la moneda, la actualización, eso le da mucha más tranquilidad”, razonó el corredor inmobiliario local, Eduardo Di Nardo.
Para el otro lado del platillo, el de los inquilinos, el panorama no es tan alentador. “Hemos notado incrementos muy importantes, pero lo que pasa es que esto venía muy atrasado, porque si tenemos en cuenta lo que pasó con la nafta, que de 380 pesos estamos pagando 800, en los alquileres está sucediendo algo igual, por ejemplo, propiedades que estaban en 90 mil pesos de alquiler, renovaron contratos para febrero en 250 mil, con actualizaciones bimestrales”.
Tras reconocer que “el aumento es brutal”, Di Nardo consideró que el sector de los propietarios necesitaba recuperar ganancias porque “hace cinco años que viene perdiendo dinero”.
Para el empresario otro punto rescatable del actual proceso es que “se está derribando el mito del propietario como la parte fuerte del contrato y el inquilino la parte débil. Me parece que ahora hay partes de un contrato que pueden pactar con total libertad”.
Por otra parte, se desregularon los contratos ante la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos), a través de lo cual el inquilino luego podía debitar el Impuesto a las Ganancias, «creo que estamos en presencia de un Estado que ya no tiene que estar regulando cada cosa de la actividad comercial, sino que hay una normativa por la cual se debe inscribir el contrato en la AFIP, pero sin los controles y regulaciones que asustan y dificultan las inversiones”.
Con respecto a cómo se están realizando los contratos a partir del 29 de diciembre cuando entró en vigencia el DNU, el corredor inmobiliario puntualizó que se están realizando, mayoritariamente, por 24 meses, con actualizaciones trimestrales y en algunos casos semestrales, “porque todavía estamos afectados por el sacudón inflacionario que dejó el anterior gobierno”.
Propiedades a la venta
En lo que se refiere a las locaciones puestas a la venta, Di Nardo describió que este es el quinto año consecutivo de caída, mientras que está reputando el negocio del alquiler.
“Mi visión es optimista en este punto, porque creo que si uno no gana nada en este tipo de inversión para que va a comprar una propiedad. Siempre pensábamos que comprar un inmueble era garantizarse un ingreso extra para una jubilación o un retiro, y lo que ganaba era dolores de cabeza cuando alquilaba una propiedad. Ahora las propiedades siguen cayendo, es un buen momento para comprar, y con una rentabilidad que va mejorando”, ponderó el empresario y marcó la importancia de recurrir a un profesional matriculado a la hora de alquilar o vender un inmueble, y aclaró que los “agentes inmobiliarios” son una figura que no existe.