Integrantes del proyecto interinstitucional “Entornos a Melincué Construcción de pasados y territorialidades desde la Laguna Melincué” descubrieron días atrás una estructura que podría haber sido el foso del fuerte colonial. «Estimamos que funcionó entre finales del siglo XVIII y mediados del siglo XIX en la zona del espejo de agua”, aseguraron los investigadores Belén Molinengo, Mariela Gallego, Germán Giordano, Fernán García y Juan David Ávila.
El trabajo -que se encuentra en su cuarta etapa- es llevado a cabo en forma conjunta por docentes e investigadores del Centro de Estudios Interdisciplinarios en Antropología de la facultad de Humanidades y Artes de la UNR y el equipo técnico profesional del Área de Antropología y Paleontología del Museo Provincial de Ciencias Naturales Ángel Gallardo. Además, cuenta con el apoyo y colaboración de vecinos, instituciones culturales como educativas y autoridades de las comunas de Melincué, Elortondo y Labordeboy del departamento General López.
“En esta cuarta etapa de tareas de campo nos concentramos nuevamente en el sector noroeste de la laguna trabajando en lo que sería el foso del Fuerte Colonial. Este particular hallazgo fue posible por el aporte de las imágenes áreas facilitadas por Armando Senese, vecino de la localidad de Melincué e integrante del proyecto. Este registro nos proporcionó información inédita para poder reconstruir la planta original del fuerte y las diferentes estructuras que contenía el mismo”, explicaron los profesionales.
“Estamos generando evidencias decisivas que nos posibilitarán avanzar sobre la hipótesis de que se trataría de la segunda reubicación del fuerte virreinal. Las materialidades encontradas -estructuras, cimientos, elementos constructivos, objetos de la vida cotidiana entre otros- coinciden con relatos de naturalistas y viajeros que recorrieron estos inhóspitos parajes, como es el caso, por ejemplo, de Luis de la Cruz”, precisaron.
Cabe recordar que en junio y septiembre de 2022 los profesionales hicieron excavaciones en ese mismo área, donde pudieron reconocer los límites de las estructuras y posibles conformaciones de recintos y muros que corresponderían a la iglesia, con restos humanos en su interior, así como un sector de piso. “Es interesante dar a conocer que el Fuerte Melincué corresponde a la primera línea de fuertes y fortines que se extendieron por el sur santafesino a fines del siglo XVIII, junto a los de India Muerta, Pavón y Guardia de la Esquina”, dijo la docente y antropóloga Mariela Gallego.
Sequía actual
Actualmente, algunas lagunas ofrecen oportunidades excepcionales para la localización de evidencias arqueológicas debido a la bajante de las aguas producto de la sequía que está afectando la región hace años.
“En esta oportunidad, los días 7 y 8 de abril junto a estudiantes de la carrera de Antropología de la Facultad de Humanidades y Artes, de la UNR, realizamos recolecciones superficiales, pozos de sondeos, y excavaciones sobre las cuatro paredes de la estructura de la fosa recientemente visible, y nos encontramos con un relleno que podría estar vinculado con las distintas instancias de la acumulación de sedimentos que se fue dando posteriormente a la utilización del mismo”, dijo la investigadora Belén Molinengo.
Su compañero, Juan David Ávila, aseguró: «Además, desarrollamos registros fotográficos, y relevamientos planimétricos para dimensionar la misma. Con el claro objetivo de un abordaje interdisciplinario participó en esta oportunidad la arquitecta Carolina De Luise, dedicada a la restauración de sitios arquitectónicos, para llevar adelante una maqueta 3D digital que nos permita imaginar como hubiera sido el fuerte colonial de Melincué en aquella época, a partir del relevamiento específico y redibujo del mismo”.
Re-construyendo historias regionales
En el informe brindado a este diario por el equipo de profesionales precisaron: «A medida que avanzamos en los estudios vamos reconociendo a través de la cultura material, formas de vida y relaciones interétnicas que se fueron construyendo entre las diferentes poblaciones que habitaban la región ancestralmente, los primeros asentamientos hispano-criollos que se generaron a través de la constitución de fuertes y fortines en distintos sectores de dicha laguna y posteriormente con la conformación de parajes y pueblos”.
“Consideramos que este espacio lagunar ocupado por pueblos tanto prehispánicos como históricos, a lo largo de miles de años, conlleva una importancia patrimonial, cultural, educativa y turística sin precedentes tanto a nivel regional como nacional. La articulación junto con las comunidades, pueblos originarios, las instituciones locales y provinciales, de políticas públicas de protección del patrimonio y que serán acompañadas por el aporte científico del grupo de investigación que lleva adelante los estudios, transformarán en un entramado y marco institucional de cuidado, valoración, visibilización de los sitios para construir conocimientos y aprendizajes”, aseguraron.
Patrimonio cultural
El patrimonio cultural es todo aquello que une e identifica a un pueblo. Está integrado por bienes culturales a los que la sociedad les otorga una especial importancia. Configura lo que ella fue, lo que es y lo que proyecta ser. El patrimonio arqueológico es parte de este patrimonio, y está constituido por todos los elementos culturales del pasado, así como la información presente que se obtenga del mismo.
Los expertos sostienen que “la protección y resguardo de estos patrimonios está en directa relación con la imagen que tiene una sociedad sobre sí misma y sus pasados. Por ello, la implementación de estrategias de difusión y protección del Patrimonio Arqueológico, deben estar en consonancia con la Ley Nacional N° 25.743/03. En este sentido, consideramos de suma importancia el compromiso y la decisión política de las diferentes esferas del Estado para el resguardo y puesta en valor de este paisaje arqueológico único por sus características en la provincia de Santa Fe”.
“Como profesionales y ciudadanos de la región nos proponemos construir las diferentes historias de estos territorios sumando relatos, anécdotas, cuentos, memorias de los vecinos, y así construir colectivamente este espacio patrimonial. El desafío también es dejarnos permear por divergentes miradas que nos posibilite deconstruir miradas academicistas que muchas veces ostenta la disciplina arqueológica. Comprendiendo que las materialidades, devenidas en patrimonios, son sólo circunstancias y que lo que realmente importa, es la trascendencia histórica/política que pueden generar nuestras investigaciones en/con las comunidades”, finalizaron los investigadores, en su mayoría rosarinos.
Fuente: La Capital