Finalmente, en las últimas horas murió Boris Mollar, el bebé diagnosticado con miocarditis fulminante que necesitaba con urgencia un trasplante de corazón y estuvo en lista de espera por cinco meses.
El bebé estaba internado en el Hospital Italiano de Buenos Aires y en la lista de prioridad del Incucai, a la espera de una familia solidaria que tomara la decisión más difícil. Sin embargo, el órgano nunca llegó.
La situación del chiquito se agravó en los últimos días, ya que el trasplante cardíaco era su única alternativa terapéutica. No hay otros tratamientos posibles, no existen. El martes, su corazón dejó de latir.
“Boris vino a enseñarnos muchísimo. A mostrarnos una carencia en la sociedad sobre la donación de órganos pediátrica. Nos vino a mostrar una realidad que viven muchas familias. Seguimos porque nadie más tiene que pasar por esto, nadie más tiene que estar en este lugar y por los 200 niños que están actualmente en lista de espera. Tomemos conciencia porque es urgente”, expresó
A su vez, opinó que es sumamente importante y urgente la aplicación de la ley de cardiopatía congénita, que brinda un acceso a un diagnóstico prenatal, la cual tiene media sanción en Diputados y fue girada al Senado de la Nación.
“Es muy importante para tener un diagnóstico prenatal. La cardiopatía de Boris no tenía tratamiento desde la panza, pero hay muchas otras que sí. A nosotros nos hubiese servido para poder decidir dónde, cuando y en qué condiciones debía nacer”, aseguró su mamá.
LA DOLOROSA HISTORIA DE BORIS, ESPERANDO UN CORAZÓN POR 5 MESES
El niño nació el 10 de octubre del 2022, en Cañada de Gómez, por parto natural luego de un embarazo “impecable”, según contó su mamá.
Durante la gestación, el menor “no había presentado ningún síntoma” que alertara sobre la presencia de alguna afección en su cuerpito.
Sin embargo, algunas horas después de su nacimiento, las enfermeras que lo atendieron lo vieron morado y, cuando le midieron el oxígeno en sangre, estaba muy por debajo de lo esperado. “Lo tuvieron que derivar a la ciudad de Rosario, donde tienen aparatos de mayor complejidad para tratarlo. Allá lo diagnosticaron con cardiopatía congénita, por lo que lo tuvieron que operar a 15 días de nacer”, contó Karen.
En esa operación trabajó el cardiocirujano de la ciudad de Buenos Aires, Jorge Barreta. “La operación salió bien, fue un gran trabajo del doctor y de su equipo porque no solo la aorta y la arteria pulmonar estaban invertidas, sino que también tenía malformación general”, reveló la mamá de Boris
Al mes siguiente, en noviembre del 2022, al pequeño le dieron el alta y pudo regresar a su casa. A pesar su mejoría, al tiempo notaron algo raro. Sus padres lo llevaron a realizarse un control riguroso con la cardióloga y pediatra que atendían al pequeño, y vieron que el ecocardiograma ya no había salido tan bien. Fue entonces que decidieron dejarlo internado. “Allí le dieron una medicación puntual, pero no tuvo los resultados esperados”, lamentó Karen.
La mamá de Boris explicó que “como ya la complejidad se iba a otro nivel, y más por los antecedentes que él tenía, decidieron derivarlo a la ciudad de Buenos Aires donde tienen mayor complejidad para tratar el tema”.
Una vez alojado en el Hospital Italiano, se hicieron estudios exhaustivos y se lo diagnosticó con miocarditis fulminante, que es una inflamación del músculo del corazón donde la única cura es en un trasplante de órganos.
Boris se encontraba en la lista de espera para un trasplante en el Incucai, con grado nacional A, es decir, lo necesitaba de manera urgente. A pesar de todos los esfuerzos de los médicos, de la lucha del propio pequeño y de su familia, su corazón no resistió.