(Pueblo Regional) Fernando y Stella estuvieron juntos durante poco más de dos años y medio, disfrutando de las experiencias que la vida les tenía preparada para ellos, hasta que en octubre del 2019 tras una romántica propuesta la joven pareja decidió dar un paso más: casarse. “Al mes siguiente empezamos con todos los preparativos que conlleva una boda, con toda la emoción e intención de compartir junto a nuestros amigos y familiares de este hermoso momento”.
La fecha elegida era el 7 de noviembre de 2020, parecía ser el momento perfecto, tenían aún un año por delante lo que les permitiría organizar con tranquilidad todos y cada uno de los detalles, el clima era el ideal, todo parecía “marchar sobre ruedas”, nadie iba a imaginar que el 2020 nos depararía tantas adversidades.
“En marzo de este año debido a la pandemia dejamos todo en stand by porque la incertidumbre era tal que no sabíamos si íbamos a poder llevar a cabo todo lo que tanto habíamos deseado. Sin embargo, nunca perdimos la esperanza de que en la fecha planeada nos íbamos a casar.” comentó Stella. Pese a esto, conforme el día se acercaba la preocupación iba en aumento, incluso confiesan que, charla de por medio, llegaron a evaluar la posibilidad de reprogramarla.
“Cuando nos enteramos que las celebraciones religiosas estaban permitidas, aunque con poca gente, no dudamos en seguir adelante. Los dos teníamos bien en claro que el sacramento era lo más importante y lo que deseábamos con todo nuestro corazón.” cuentan con alegría los protagonistas.
Pese a que hubo allegados que les sugirieron cambiar la fecha nadie dudó en apoyarlos ni bien les contaron la decisión de adaptarse a la situación pero no postergar el casamiento. Incluso una persona sugirió la idea de hacer una transmisión de la ceremonia por Zoom, opción que les pareció adecuada para poder compartir con quienes, por cuestiones de protocolo, no habían podido asistir.
“En cuanto al civil hasta último momento pensamos que no podíamos hacerlo pero cuatro días antes nos avisaron que sí se podría concretar solo que únicamente debían estar presentes los testigos y un invitado, que en el caso de la pareja fue el fotógrafo.” comentó Fernando.
Finalmente, llegó el día tan esperado. El 7 de noviembre con 30 personas dentro de la parroquia Santa Elena, con tapabocas y distanciamiento como obligan estos tiempos y una transmisión en vivo para el resto de los invitados, Stella y Fernando dieron el sí en la parroquia Santa Elena, “fue un casamiento diferente, pero a la vez muy emotivo, disfrutamos cada detalle y estamos muy agradecidos a Dios de haber seguido adelante. La gente que nos acompañó por zoom sintió la misma emoción que nosotros como si hubiesen estado allí.”
Por supuesto, nadie se olvidó de la fiesta y aseguraron que ni bien todo esto pase celebrarán su matrimonio con todas las personas que les hubiese gustado que estén presentes ese día. “Igualmente estamos super felices de la decisión que tomamos.”