(PR) El paquete de reformas enviado por el presidente Javier Milei al Congreso, abarca en materia cultural el cierre del Instituto Nacional del Teatro (INT) y del Fondo Nacional de las Artes (FNA); y el desfinanciamiento del INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales), el Instituto Nacional de la Música (Inamu) y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip).
Estas medidas ya generaron un gran descontento en el sector de la cultura, con manifestaciones de repudio en todo el país, incluso en Venado Tuerto.
“Tenemos una serie de decisiones de parte del gobierno central muy fuertes, que son netamente ideológicas y están disfrazadas como cuestiones económicas”, razonó el cineasta y profesor de cine, Atilio Perín en diálogo con VerTV.
Ante este panorama el referente cultural expresó que “lo fundamental que hay que hacer es un trabajo de contracultura y hacerlo a nivel quirúrgico, para ver qué es lo que pasa específicamente con esto”.
Más adelante explicó que “es necesario el financiamiento del Estado a las actividades culturales o artísticas, que son fundamentales para la vida, porque todo pasa, pero el arte queda. Decir que todo esto tiene que ver con que la única forma de cortar la inflación es económica, es una falsedad absoluta y total”.
Entrando en terreno propio, Perín especificó que “la actividad cinematrográfica está regida por ley desde hace más de 50 años, y los fondos que se reciben para hacer las películas tienen dos líneas: créditos que el productor toma del Instituto a partir de un jurado que evalúa la calidad técnica del guion, posibilidades de distribución y demás, y luego lo devuelve hasta el último peso y con intereses; y la otra es una línea de fomento destinada a financiar una obra que se considera esencial para el país, que es la memoria del país”.
Para marcar el valor que tiene la producción cinematográfica y fotográfica para un país, el cineasta lo graficó con la tragedia vivida en la ciudad de Santa Fe durante las inundaciones de 2003: “Una de las cosas que más lamentó la gente cuando perdió todo, fue perder las fotos, porque no había historia, desaparece todo lo que fuiste, te convertís en un ser ahistórico. Un país que no tiene ese registro, es un país sin memoria”.
En esta línea de pensamiento, Perín consideró que “nuestra problemática como latinoamericanos no es que tengamos un familiar arriba de un portaviones en la guerra de Irak, nuestra problemática es otra, sin embargo, el material que terminamos comprando si no producimos nuestra propia historia, es el conflicto de una guerra que no nos pertenece, el dolor de una tragedia que no nos pertenecen, y no miramos cuáles son nuestras propias tragedias”.
