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El síndrome de WhatsApp: en la era de la inmediatez lo que parecía una solución despierta cada vez más preocupaciones

(PR/Giuliana Ghignone) Cuando todo parecía marchar mal en la vida de Edgar Ezequiel Espíndola, su vida dio un giro de 360°, trabajaba como delivery y perdió su trabajo en plena pandemia de Covid pero la vida tenía otros planes para él. Así, Espíndola formó su escuela online de holística, escribió un libro y hoy interpela a la sociedad sobre el uso de las redes y su efecto en la salud.
Este emprendedor es Prof. en Psicología, Terapeuta Holístico, Constelador Familiar, Reiki Tanatologico y Acompañante Terapéutico. Además, es el autor de «Como dominar la depresión y la ansiedad antes de que lo dominen a usted «. Durante este último tiempo ha trabajado sobre las causas y efectos del WhatsApp, entendiéndola como la neo-adicción.

En su estudio habla del “Síndrome de WhatsApp” y la define como “la dependencia de mirar, enviar, responder y confirmar de forma crónica un mensaje de WhatsApp. Es la ansiedad de saber si se leyó y contestó las notificaciones de dicha «App»”.
“Este síndrome, que nace hace alrededor de 10 años atrás, aún no está catalogado en el DSM-5 ni en el CIE 11, pero cada día se habla más entre los expertos”, explica Espíndola.
Según detalla en su análisis “las consecuencias pueden incluir «Whatsappitis» (patologías en los dedos, muñecas y cuello, que pueden extenderse a otras áreas del cuerpo), interferir en la alimentación, relaciones personales, en el cine, en la calle, en el auto y hasta en la actividad sexual. Es decir, la adicción genera problemas físicos, emocionales y psíquicos. Son innumerables los accidentes de tránsitos y las muertes relacionadas al uso del celular al volante”.

“La adicción al WhatsApp no es la única, se suele sumar a la adicción al móvil, video juegos y las redes sociales (Facebook, Instagram, Tiktok entre otros). Afecta tanto a niños, jóvenes como adultos y evidentemente a todos los estratos sociales generando a nivel neurológico una gran dependencia cuando se usa demasiado tiempo. La psicóloga Mexicana, Erika Villavicencio Ayub, la ha comparado incluso con las drogas, por las sensaciones placenteras, adicciones conductuales y por el trastorno compulsivo que puede generar”
Finalmente, Espíndola detalla señales ante los cuales uno debe estar atento entre ellos: “Notificaciones fantasmas, cuando crees que te escribieron y realmente no lo hicieron; Interfiere en tus momentos de comida y trabajo; Afecta tus relaciones sociales; Genera aburrimiento no estar conectado; Pérdida de interés en actividades; Insomnio y trastornos del sueño; Ansiedad cuando no se puede enviar o recibir un mensaje, entre otros».

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