Amado, añorado y emblema de la prosperidad del pueblo, sigue siendo objeto de culto en el sur santafesino.
CARLOS WALTER BARBARICH: El viejo hotel de Melincué fue testigo directo, y artífice por cierto, de los mejores años de esplendor y bonanza que tuvo la localidad cabecera del departamento General López que tiene apenas alrededor de 2 mil habitantes. Fue construido en 1933 por Bartolomé Terzasno y Arístides Maguensani, y se mantuvo funcionando, con algunos intervalos por las distintas crecidas de la laguna, hasta el año 1975.
Desde ese año el hotel dejó de funcionar. Pasó gran parte del tiempo bajo las aguas y cuando se lo podía divisar por la bajante; su silueta aparecía cada vez más deteriorada. Hoy sólo quedan un par de paredes en pie rodeadas de escombros. Aun así sigue siendo un atractivo turístico que convoca a centenares de visitantes los fines de semanas.
El Hotel Balneario Melincué fue construido en 1933. Era un complejo en donde se podían explotar las propiedades ya que es una zona rica en aguas termales. Artistas de primer nivel pasaron por allí además de los miles de visitantes que recibía los fines de semana en todo el complejo. Llegó a contar con 34 habitaciones y hasta tuvo una pista de aterrizaje para aviones de pequeño porte. El éxito imparable se detuvo en el año 1941. Desde ese año, y como consecuencia de una tremenda inundación, el hotel fue abandonado.
Estuvo cerrado hasta que en el año 1967 logró reabrir sus puertas y desde ese año hasta 1975, se podría afirmar que fueron los mejores años de la laguna, y por ende del pueblo. No sólo fue exitoso el complejo hotelero con sus variados entretenimientos sino que hubo otros balnearios a la vera de la ruta provincial 90 (en dirección a la vecina localidad de Elortondo) que atraían a multitudes de visitantes.
Año fatal; 1975: El año 1975 fue el que sentenció la vida del hotel Balneario Melincué y casi se lleva puesta a la localidad que vió cómo lentamente ingresaban las aguas de la enfurecida laguna, al ejido urbano. Así lo recordó la última concesionaria del hotel, Esther Tacconi, quien explicó a La Capital que “en horas ya había dos metros de agua en el hotel y apenas pudimos sacar algo de la mercadería pero las pérdidas fueron cuantiosas. Además, nos quedamos sin trabajo porque el hotel quedó literalmente bajo el agua. Fue uno de los días más tristes de mi vida. Todo el esfuerzo quedaba bajo el agua”.
Desde 1975 el hotel está abandonado. Algunos años posteriores se podía divisar completamente su silueta pero hubo otros años en los que estaba sumergido completamente en las aguas. Veinte años demoró en bajar el nivel aunque ya el hotel nunca volvió a ser lo que fue antes de 1975 porqué ni siquiera se volvió a utilizar ni tampoco nunca hubo una propuesta de reciclaje.
No obstante a partir de los primeros años de la década del 90 volvió a tomar impulso la localidad con su actividad turística. Había varios balnearios que congregaban multitudes tales como el balneario Los Flamencos, el Club Náutico Melincué entre otros. Duró muy poco ya que las inundaciones del años 2002-2003 tiró por la borda todo el renacimiento turístico de aquellos años.
Testimonios: Lo cierto es que el debate está planteado en torno a las ruinas del viejo hotel que está a punto de derrumbarse. De hecho hace unas semanas un gran paredón se desplomó dejando al desnudo la posibilidad cierta de que en poco tiempo lo que fue el orgullo de los melincuenses, como lo fue el viejo hotel Balneario Melincué, deje de existir materialmente y que ni siquiera quede un pedazo de su vieja estructura edilicia en pie.
Sobre la vieja estructura del hotel a punto de derrumbarse por completo opinó la ex periodista y propietaria de Voces de Melinkué desde 2000 hasta 2012, Adriana Rivero, quien sostuvo que “la construcción del viejo hotel data de la década del 30. Más de la mitad de sus años ha estado bajo agua por lo tanto es entendible y esperable que poco a poco vaya desplomándose lo poco queda de dicha edificación. Más allá de la lógica explicada, la sensación es de melancolía. Bajo las sombras de ese hotel crecimos nuestra generación y se desarrolló el pueblo que hoy tenemos. Es historia reciente es como un monumento para el pueblo, pero es esperable que también desaparezca”.
La ex diputada provincial radical y ahora funcionaria del área de Turismo de Melincué, Claudia Rosenthal, sostuvo que “la sensación es de tristeza porque marcó el fin de una etapa y también recuerda la inundación. Desde el área de turismo de la comuna de Melincué, se presentó una ordenanza para declarar a las ruinas del hotel patrimonio histórico y sitio de interpretación Histórica. Siendo el hotel del gobierno de la provincia de Santa Fe y estando en jurisdicción de Melincué, es una propuesta conjunta”.
Agregó que “el viejo hotel ya prácticamente se ha derrumbado y sólo están los escombros. Está en marcha el cerco perimetral, que delimita el no ingreso al lugar y la cartelería que hace mención del sitio histórico ya que fue el primer hotel de turismo del gobierno provincial”.
Rivero sostiene que “el hecho de ser considerado patrimonio histórico requeriría conservación a través del tiempo y todos sabemos que es prácticamente imposible. Fue y es una insignia de nuestro pueblo”. Todos los recuerdos, la memoria colectiva del pueblo de Melincué apuntan en el mismo sentido. El viejo hotel es y será el emblema de un pasado hermoso que añora con volver a repetirse con otro formato. Pero el hotel sigue vivo en los melincuenses.
Lo cierto es que implica un riesgo la vieja estructura del hotel porque decenas de visitantes no dan cuenta de la peligrosidad que implica estar en ese lugar y hasta incluso pernoctar, hacer asados o bañarse en cercanías como se hace frecuentemente.
Rivero lo explicó de la mejor manera con respecto al futuro inmediato tras sostener que “en lo personal creo que está en manos de la naturaleza. Sí me parece muy peligroso. Si bien hay carteles prohibitivos como sucede en Argentina todos hacen caso omiso”.
Agregó que “creo que desde la comuna deberían cercar el lugar para evitar algún accidente y además deslindar responsabilidades. La gente sigue yendo continuamente a la sombra de sus ruinas y sinceramente me parece un peligro total. Tampoco creo que ningún presidente comunal se lleve el costo político de terminar de sacar los escombros o derrumbar lo que queda por eso digo que está en manos de la naturaleza”.


