(PR/Gustavo Brianza y Santiago Córdoba) Desde su creación, el Centro Cultural Ypacaraí se ha transformado en un espacio en el que convergen el arte, la naturaleza y las personas que asisten para disfrutar cada una de sus originales propuestas al aire libre.
Haciendo un resumen de lo hecho a lo largo de este 2025, Santiago Parodi, referente del espacio, repasó: «Este año empezamos con festivales temáticos de folclore, cultura brasileña, ritmos uruguayos y recitales de bandas. La idea es mantener una diversidad respecto a lo que es la música y sus géneros y nuestro objetivo es abrirles las puertas a todos y tener mucha diversidad».
Otro de los eventos destacados de esta temporada fue la convención de circo, que estuvo a cargo de un grupo de artistas de Mendoza y del que participó gente de todo el país e incluso de Chile.
Talleres para niños
Además de toda esa diversidad de eventos y festivales, en el Centro Cultural Ypacaraí también se llevan a cabo algunos talleres orientados a los alumnos de los colegios.
«Las escuelas vienen a visitarnos, les ofrecemos entre 7 u 8 talleres, de los cuales eligen hasta tres. Se trata de una iniciativa que surgió de manera espontánea y que despertó el interés de los colegios», afirmó Parodi
«Esos establecimientos fueron divulgando todo lo que sucedía y cómo había sido la jornada con otros directivos y con otros profesores, y nos empezaron a pedir más fechas y visitas, al punto que este año, desde septiembre, todos los viernes contamos con la visita de un colegio», agregó.
En ese sentido, Parodi aseguró que los chicos encuentran un «lugar atemporal, donde dejan de pensar un poco en el tiempo, los compromisos y se relajan. Existe una conexión con la naturaleza, los niños directamente no utilizan los teléfonos y los padres pueden estar tranquilos y disfrutar que eso es algo bueno, pensado de esa manera».
«Se dio de una manera muy perfecta y muy armoniosa, con los chicos disfrutando y participando de los talleres que son libres, mientras sus padres toman mate, se relajan, charlan y escuchan una banda», enfatizó.
Respecto a cómo hay que hacer para formar parte de los talleres, primero se llena un formulario para elegir alguna de las propuestas y la cantidad de niños que van a participar y de los adultos que van a acompañar, y también se solicita determinados datos por las características particulares que presentan algunos talleres, como por ejemplo el de alimentación saludable, para lo cual es fundamental saber si los asistentes son alérgicos a algún producto.
«Se firma un acta de acuerdo para que se sepa cómo se trabaja en el lugar, como si fuese un colegio porque se trabaja desde ese lado, desde la educación de manera responsable y en conjunto con los docentes. Nosotros recibimos a los niños, les hacemos un recorrido por el espacio para que vean los distintos lugares y se les explica a los maestros cómo se va a desarrollar y cuál va a ser la temática», describió.
Junto a los talleres se arman rondas de juegos donde los chicos van rotando con un intervalo de descanso entre una y otra propuesta. «Una vez terminado le damos un tiempo para que también tengan un rato de juego libre y para que merienden o coman algo. Luego, le contamos a los docentes y a los padres si el niño tiene algún interés sobre algo en particular para que lo puedan seguir trabajando», informó.





