(PR- Andrea Acedo) Roberto Moroso es ingeniero agrónomo (MP 82-4-0106), de la localidad de María Teresa. Tiene una pequeña empresa familiar, junto a su hijo y esposa, que dirige hace 15 años. Hace poco adquirieron un predio en el Parque Industrial de San Gregorio donde piensa instalar la sede de su empresa que, por ahora, lleva en forma personal y ambulante. Elaboran productos biológicos con los que trabaja dentro de su sistema de producción. En tiempo donde fertilizantes como la urea tienen precios siderales, una alternativa ecológica, efectiva y más económica. Una historia que nace en María Teresa. Esperanza a ecologistas e ingenieros agrónomos que cuidan el suelo, y preocupa a las multinacionales.
“Hace años, por razones de trabajo, me trasladé a Pergamino donde conocí a una persona que buscaba a alguien para desarrollar un producto biológico. Este producto era específico para disminuir las dosis de fósforo a base de endomicorrizas. La idea consistía en la reducción de productos de síntesis química por la utilización de productos biológicos. Poner el foco en ver y cuidar de aquello que no se ve, como las raíces desarrollándose en un espacio que no era sólo el lugar físico, sino que nuestro mayor anhelo era que empiece a funcionar como un ‘Suelo Sano’, libre de bloqueos y de elementos que dañen su funcionamiento. Empecé a investigar, dejé de hacer lo que estaba haciendo, desempolvé el título de ingeniero agrónomo y me volví a meter en ese mundo de la biología. A partir de ese momento comenzó mi trayectoria con estos productos, a desarrollarlos, probarlos y ofrecerlos. Conociendo, encontrando productores que comprendieron los beneficios de su utilización”, resumió Moroso.
Al pasar el tiempo, fue incorporando productos de otros laboratorios que acompañaban la idea del producto inicial que había desarrollado. Realizó experiencias y ensayos en todos estos años. “Suelo Sano” se fue fortaleciendo en su estructura y en su idea.
Lo que brinda es una alternativa de producción a modo de un sistema. Se comercializa un conjunto de productos de origen biológico que, combinando alguno de ellos o utilizando todos, se puede lograr una reducción muy importante en la cantidad de fertilizantes de síntesis, tanto fosforados como nitrogenados con resultados iguales o mejores. Además, y como beneficio adicional, a lo largo del tiempo el suelo se va recomponiendo en su estructura original físico-química. El suelo vuelve a una liberación de su fertilidad potencial.
“Mi concepto es que el rendimiento es importante, pero tenemos que dejar de estar siempre pendientes de un rendimiento altísimo. Hablo de maíz de 150 qq/ha o de una soja de 50 qq/ha. Apartando ese concepto dejamos de pensar en estrujar demasiado el suelo. Otro concepto fundamental en este sistema es que no somos extremistas. No vamos a una agricultura totalmente industrializada donde ponemos todo, ni tampoco a un sistema agroecológico en donde la producción se autosustenta. Ofrecemos una alternativa intermedia en donde decimos ‘en lugar de poner 100, poné 50 más estos productos y vas a obtener iguales o mejores resultados’. Suplantamos una parte de ciertos productos de síntesis que acarrean altísimos valores de energía para producirlos. Además, vienen otros productos que son más tóxicos todavía para el suelo”, añade Moroso.
A través de ensayos se ha demostrado que mientras se usa el producto de síntesis en bajas cantidades con las bacterias de estos productos biológicos, siempre la producción va a ser mayor. “Hay un equilibrio donde la bacteria dice hasta acá trabajo, si me seguís poniendo producto no trabajo más. Por eso decimos que estos productos biológicos acompañan, todos los ensayos apuntan a que podemos ahorrar entre 100 y 150 kilos de urea por hectárea ya sea en maíz como en trigo o las gramíneas que se utilicen”, explicó el profesional.
El suelo contiene materia orgánica que es comparable con nuestro sistema inmunológico, es el que regula la fertilidad del suelo. A bajo porcentaje de materia orgánica el suelo es infértil, a mayor contenido es más fértil. Actualmente se ha perdido mucha materia orgánica por tantos años de extracciones y no devoluciones o rotaciones acordes a la necesidad a través del tiempo.
Los objetivos que se persiguieron para la implementación de estos productos fueron que den respuestas al suelo, que sea fácil de aplicar y que no tenga un costo elevado. Se hizo un desarrollo del producto para combinar esos tres factores. Hoy se está transitando la quinta campaña. Fueron tres años de intensos ensayos y de caminar el campo. Después un año probándolo en forma extensiva con productores amigos, se hizo la inscripción en Senasa, se obtuvo el número de registro y nació este producto que se llama MasterSoil.
MasterSoil
MasterSoil son ácidos húmicos y fúlvicos en forma líquida que se aplican por aspersión con un equipo mosquito terrestre o por avión, directamente al suelo o por vía foliar.
“Mediante ensayos, estamos demostrando que logramos los mismos rendimientos con un 70% menos de aplicación de fósforo utilizando MasterSoil. Con el plus de no variar los parámetros fisicoquímicos del suelo. Adelantamos naturalmente lo que el tiempo haría más lentamente. Más natural que esto no hay. Tengo gran expectativa, cada año va creciendo la utilización de mi sistema, de los productos biológicos, así como su conocimiento y beneficios. Hay muchas empresas que ya los están aplicando”, completó Moroso.