(Franco Martinez Cea-PR) Los cambios trajeron nuevos paradigmas en los equipos puertas adentro, la capacidad de decidir comenzó a cumplir un rol fundamental en las proyecciones a mediano plazo.
Pero… ¿Qué es decidir?
Hace años un jefe, daba una orden que debía ser acatada al pie de la letra.
La velocidad del mercado hizo que hasta en los pequeños equipos de trabajo, se necesite generar áreas con funciones específicas, objetivos y responsabilidades delimitadas.
Ante esta división de poder se comenzaron a necesitar personas que utilicen la toma de decisiones como herramienta para resolver cuestiones diarias. Desde un simple error de sistema, hasta las estrategias de venta a seguir.
Es aquí donde nace un problema que como Pymes debemos resolver. El miedo a decidir.
Conocer a los integrantes de nuestro equipo de trabajo no solo genera mejores lazos emocionales, sino que también nos invita a entender fortalezas y debilidades de cada uno.
¿Nivelar o potenciar?
El sistema educativo obsoleto que aun reina en nuestro país, busca nivelar a los niños como si fueran piezas dentro de una matriz. Piezas que ya no encajan en las nuevas matrices del mercado.
Recurro nuevamente a este tema, porque usaré como ejemplo a un niño apasionado de la historia que tenía un sobresaliente en esa materia y un insatisfactorio en química. Un muy bueno en formación ética y un insatisfactorio en educación física.
Ese niño tenía enormes virtudes en ciertas materias y definitivamente no estaba interesado o preparado para otras. Debía aprenderlas y eso no está en tela de juicio, pero… ¿nos preparan para reforzar en lo que somos mejores? ¿O simplemente para generar un equilibrio dentro de la currícula?
Y si trasladamos el ejemplo a nuestro equipo de trabajo, ¿nos conviene que cada uno de los integrantes exploten sus virtudes o estamos nivelando?
Potenciar las fortalezas
En la diaria, dentro de los equipos de trabajo se presentan cuestiones que necesitan destrabarse. Una idea a seguir que trae algo no pensado y debemos solucionarlo para mejorar algún proceso.
Es en esta etapa en donde un equipo de trabajo debe tener eslabones que funcionen con cierta autonomía.
La experiencia, el conocimiento, la lógica y por sobre todas las cosas la capacidad de decidir. De entender que lo que estamos depositando en ellos es confianza sobre una virtud que poseen, que por momentos pareciera que ni ellos saben que la tienen.
Su fortaleza es una herramienta, y como tal, va a encajar perfecto en la parte del proceso en la que pueda ser útil, no en otra. Cada pieza en su lugar.
El creativo, que cree. El empático, que empatice. El estructurado, que estructure. El apasionado, que contagie. Y los que vayan descubriendo sus fortalezas, que decidan.