El miércoles en horas de la noche, un pergaminense de 38 años, acordó un encuentro íntimo, mediante una red social, con una mujer de nombre «Gisel», quién ofrecía sus servicios de índole sexual a cambio de dinero.
Previo a concretarse la reunión, pautada en un departamento en calle Luzuriaga, entre Pinto y Avenida de Mayo, el hombre debió depositar la suma de 5 mil pesos, a través de una cuenta de Mercado Pago.
Sin embargo, media hora antes de que finalmente se materializara el hecho, el ansioso pretendiente recibió un mensaje de parte de la femenina, que le manifestaba que le había surgido otro encuentro y que si quería concretar el encuentro con ella debía depositar otros 5 mil pesos para poder mantenerle el turno. Inmediatamente el hombre realizó un depósito por segunda vez.
A pesar de eso, a la hora de llegar a la dirección pautada, «Gisel» nunca se presentó y dejó de contestar el teléfono.
Pero la historia no termina ahí. Unas horas más tarde, el hombre recibió un nuevo llamado telefónico, en este caso de alguien que se identificó como capitán de la Policía Federal Argentina.
El supuesto agente le manifestó que al haber pagado por servicios sexuales, había incurrido en un delito e iba a ser imputado en una causa como cómplice por Trata de Personas y podía ir a la cárcel durante 16 años, a menos que inmediatamente realizara una transferencia de 20 mil pesos.
La víctima, envuelta en esta situación caótica e inundado por un sentimiento de desesperación absoluta, realizó el depósito.
Aunque cueste creerlo, el supuesto policía volvió a llamarlo por segunda vez. En este caso, le dijo que los 20 mil pesos no eran suficientes para poder «tapar la causa» y que le daba tiempo hasta el otro día para que depositara, al menos, 75 mil pesos más porque caso contrario no le quedaría otro remedio que iniciar la causa y darle curso en la Fiscalía.
Fue en ese instante y luego de ya haber depositado 30 mil pesos en total, cuando el hombre, que en distintas ocasiones había sido estafado, decidió dirigirse a la comisaría a realizar la denuncia correspondiente para intentar ponerle fin a lo que arrancó con la intención de pasar «un grato momento» y terminó siendo una pesadilla.
Fuente: Primera Plana
Fuente: Primera Plana