(PR/Norma Migueles) Estefanía Sequeira es docente y madre de Samuel, un nene de 4 años. Con la energía que le daban sus 32 años daba clases en cinco establecimientos educativos y planificaba aumentar la familia en el corto plazo para que no creciera la diferencia de edad entre sus hijos.
Sin embargo, la vida le iba a poner una dura prueba en el camino: el año pasado, la ominosa figura del cáncer apareció en forma de bulto en uno de sus senos. Cuando lo sintió, una imagen apareció en su cabeza. «Me vi en el fondo del patio con un pañuelo atado en la cabeza”, dijo. Luego, vino la consulta con la ginecóloga, estudios, punción y la demora en ir a buscar los resultados previendo que no le iban a gustar.
«Con los resultados fui a Rosario, al CEMA (Centro de Mastología), donde me atendió el Dr. Alfonso Benítez Gil. Con ese estudio solo, él encontró que lo que se observaba no era bueno y me solicitó una resonancia magnética. Salí muy asustada porque sin punción el doctor me habló de sacarme una mama», conto Estefi.
Siguieron más punciones y la ratificación que tenía cáncer. «En ese mismo momento, mí mundo se derrumbó, todas las cosas que hasta ese momento proyectaba se desmoronaban, porque con mi esposo queríamos comenzar a buscar otro bebé, un compañero para Samu», señaló.
«Recuerdo que cuando estábamos en Rosario al lado del río llorando por el diagnóstico, escuchaba a mí esposo decir que ‘de esta vamos a salir juntos’. Ahí entendés que Dios está, que en los momentos más difíciles de tu vida aparecen las personas que te aman con todas sus fuerzas y dan todo de sí para que puedas salir. No sabemos cuándo podré decir ´lo vencí’, pero en el mientras tanto agradezco tener a mi familia y a los que me conocen desde siempre, a mi lado”, reflexionó.
Momento mágico
Estefi se realizó nuevos estudios, preparándose para combatir al intruso que minaba su salud. A su médica, la Dra. Broglia, le preguntó si antes de comenzar el tratamiento podía realizar una reserva de óvulos para que en un futuro no muy lejano poder ser madre.
«Me trasladé al Gama en Rosario y logro que Iapos autorice mí reserva de óvulos. Para este tiempo no tenía mí período, pero un análisis de sangre dio negativo», recordó.
Sin embargo, Estefi sintió a las pocas horas que era bendecida con el mejor de los milagros- «Cuando me hacen una ecografía nos encontramos con un bebé de 16 semanas de gestación. Ese momento para nosotros fue único y mágico. La llegada de un nuevo bebé lo cambiaba todo para mí. Lloraba de alegría porque estaba formado y desarrollado», destacó emocionada.
No estaba sola
Posteriormente, continuó: «Al volver con el Dr. Benítez Gil, fue muy grande su sorpresa, pero nos informó que se podía realizar el tratamiento de quimioterapia con el bebé en mí vientre». Como el embarazo era considerado de alto riesgo continuaron en Rosario dentro del Sanatorio de la Mujer donde es atendida por un equipo de médicos.
«Junto a mi bebé, Fausto Ezequiel, atravesamos cuatro ciclos de quimioterapias rojas, las cuales tienen como efecto secundario la caída del pelo. Para reducirla, en este tiempo utilice cascos fríos que la inhiben un poco. Fausto se encuentra más que bien. Demostró al mundo que se puede, que Dios está con nosotros y no nos va a dejar», valoró.
Estefi tendrá una cesárea el 20 de febrero y podrá conocer a este niño milagro, quien hasta la fecha ha demostrado que, si eligió esta madre para nacer en este mundo, es para darle la fuerza y la valentía que necesita para seguir batallando contra el cáncer. En esta lucha por su salud, Estefanía está acompañada por tres almitas: Samu, Fausto y Héctor (su esposo).
Agradecida
Lamentablemente, y a pesar de tener Iapos, los viajes y los estudios tienen un costo y para financiarlos vendieron pollos, pizzas, empanadas. Por eso, hoy Estefi quiere agradecer públicamente a «las personas que nos apoyaron desde el día uno y por eso hemos podido viajar a Rosario para continuar con el tratamiento».
«Hay gastos que uno no piensa, como la nafta, el plus médico, biopsias y doctores que no cubre la obra social. Gracias a cada compra de pollo, budines y pizzas pudimos estar más tranquilos. También estuvo la Municipalidad donando cajones de pollos, como así también la senadora Leticia Di Gregorio y el diputado Leo Calaianov», destacó Estefi.
«En toda esta adversidad, Dios estuvo en cada uno de ellos, compañeras/os de trabajo (tanto de la escuela, como de mi esposo en la municipalidad), madres y padres del jardín, y familiares que siempre acompañaron desde el día uno. Amigos que son de fierro, que nunca me dejaron, que siempre me escucharon y apoyaron para salir de esta situación. Ex alumnos que llevo en mí corazón (extensión áulica de Essen) que organizaron una rifa para ayudarme, compañeros de fútbol de mi esposo que también juntaron dinero para viajar», especificó y agradeció.
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