(PR) Una de las promesas de campaña del actual presidente Javier Milei, fue la posibilidad de que Argentina dolarizara su economía. El mandatario defendió esta medida como una forma de detener la inflación, al considerar que el Banco Central, responsable de emitir pesos, ha sido un motor de inflación al imprimir dinero sin respaldo.
“La dolarización será más rápida en algunos sectores que en otros, porque tenemos sectores que ya venían trabajando sus precios en dólares, como el turismo, automóviles, mercado inmobiliario, artículos tecnológicos, lo que se hizo ahora es transparentar y disminuir un poco el costo de las transacciones, porque antes si querías comprar un pasaje te lo cotizaban en dólares, tenías que pasarlo a pesos para pagarle a la agencia, y después convertirlo en dólares para los agentes externos”, describió el gerente del Centro Comercial, Industrial y de Servicios de Venado Tuerto, Ezequiel Coello, en diálogo con VerTV.
Según el dirigente, el que se está dando es “un paso más hacia el bimonetarismo que ya tenemos inculcado en el ADN los argentinos a base de devaluaciones y crisis, porque en cualquier precio cuando hay un poquito de viento se expresa en dólares y no se mueve de ese valor en dólares. Esto es blanquear una situación que ya estaba debajo de la alfombra”.
Un requisito para hacer transacciones en dólares es que tanto comercio como cliente deben contar con cuentas en la moneda estadounidense, punto sobre el cual Coello marcó la diferencia con la época de la convertibilidad: “Antes vos tenías tantos pesos que eran equivalentes a igual cantidad de dólares, era el uno a uno, entonces podías pagar en pesos o en dólares. Se trabajaba con una economía que no era real, porque no se contaba con dólares reales, en este caso sí, porque puedo comprar en dólares si tengo los dólares en mi cuenta”.
En este punto el gerente del Centro Comercial consideró que “el dólar abajo del colchón no produce nada, y no nos entra en nuestra relación de PBI. Esos dólares dinamizarían la economía, pero lo que la gente piensa es qué hacemos cuando venga la próxima crisis, porque nos va a encontrar endeudados y flacos de dólares”.
Por otra parte, se mostró contrario a la periódica implementación de medidas de blanqueo y moratorias, “porque eso habla de una economía enferma desde la cabeza hasta los pies, porque si la opción para no cerrar los negocios es tener que evadir, no hay negocio, pero de todas formas hay toda una carga impositiva que tenes que seguir pagando”.
El dirigente aprovechó la ocasión para reiterar un concepto ya esgrimido en otras ocasiones sobre la necesidad de “replantear todo el tema impositivo, para hacer un sistema progresivo, no regresivo”.
En este contexto enumeró que “tenemos impuestos que se pusieron por emergencia por un año y hace más de 20 o 30 años que están y cada vez es más grande la carga impositiva. Esto hace que los Estados sigan recaudando a costa de los quebrantos del sector privado. Esa es la relación que tenemos que cambiar”, y concluyó: “Creo que en algún momento la clase política y los estados tienen que darse cuenta que, si quieren realmente ser socios de la parte privada, lo tienen que ser en las pérdidas y en las ganancias, y no sólo en las ganancias”.


