(PR-Norma Migueles) Hace una semana, en medio de una fuerte crisis en el control de la seguridad de la Provincia de Santa Fe, mientras el ministro de esa cartera Jorge Lagna, se preparaba en la capital provincial para presentarse a dar un informe solicitado por la Cámara de Diputados, fue convocado por el gobernador Omar Perotti, para que volviera a Rosario.
Una ola de hechos delictivos que se acrecentó en Rosario, hace justamente una semana, como las balaceras, los homicidios y hasta pintadas provocativas en edificios públicos de la ciudad (Humo y balas) llevaron al gobierno provincial a evaluar un recambio en la primera línea del Ministerio de Seguridad.
Si bien las causas de la renuncia del ministro Lagna no trascendieron desde las esferas oficiales, curiosamente aún cuando no estaba decidido su destino, los “rumores” de su renuncia eran un secreto a vocees que llegó a los medios de comunicación.
El reemplazo salió del riñón del ministro de Gestión Pública, Marcos Corach, y no resulta casual que sea un hombre forjado en las fuerzas policiales, conocedor de códigos de convivencia en tiempos donde hubo una gran purga policial y las tropas mostraban una extraña lasitud.
Como contrapartida Lagna tuvo siempre buena relación con intendentes y presidentes comunales, como así también con la oposición, cualidades que no tenía su antecesor Marcelo Sain, pero no le alcanzó.
Cerca de la gente
Lagna asumió con el gobierno de Omar Perotti como secretario de Gestión Institucional y Social de la Seguridad. Luego de la renuncia de Marcelo Sain, durante 17 meses (dos más que su antecesor) Lagna asumió la cartera y fue el ministro itinerante que suele pedir Omar Perotti, fortaleció las mesas de seguridad en las pequeñas ciudades, una fórmula que tuvo buen resultado en Venado Tuerto y empezó a implementar un programa de presencia del Estado en barrios periféricos de la ciudad de Rosario.
Dio mucha trascendencia a la cuestión de género (Emilce Chimenti lo acompañó como jefa de Policía y renunció con él) y puso en marcha un observatorio cuyos datos permiten conocer detalladamente la cantidad y tipo de delitos por unidad regional y por localidad.
Además, inició un fuerte recambio de unidades móviles y comenzó con la incorporación de tecnología, como los drones.
Uno de los mayores logros sin dudas fue la descentralización de las escuelas de policía, fomentando la incorporación de personal que vive en la región, que era uno de los grandes problemas que sufrían las reparticiones del centro-sur de la provincia, que reciben personal del norte santafesino.
También apuntó a la profesionalización de las fuerzas de seguridad, con sostenida capacitación en cosas propias de la profesión, como el manejo de armas, hasta clases de primeros auxilios y RCP, que permiten al policía ampliar los servicios, atento a la demanda de la sociedad.