El segundo día de veda “pesquera” en la laguna La Picasa se sintió tan fuerte como en el primer día y prácticamente la actividad fue nula, salvo en la localidad de Diego de Alvear dónde los pescadores con redes siguieron su habitual rutina diaria. La ordenanza de esa localidad establece que las embarcaciones podrán ingresar a la laguna sólo los fines de semanas y feriados. Esta situación perjudica al distrito vecino de San Gregorio que al estar más preparado para recibir turistas, y ofrecer servicios de trackers para pesca, ve resentidos sus ingresos tanto sea en hotelería como gastronomía.
Se estima que los ingresos mensuales a la comunidad de San Gregorio es de alrededor de 25 millones de pesos mensuales como consecuencia de la actividad turística (impensada años atrás). El gran atractivos es la pesca deportiva del pejerrey y lo que reclaman los pescadores de Diego de Alvear es la regulación de la actividad para preservar la fauna ictícola.
El presidente de la Cooperativa de Pescadores de Diego de Alvear, Ramón Colo Lucero, contó a este diario que “nos quieren hacer creer que las redes son las que depredan a la laguna y la verdad es que con la cantidad de trackers que ingresan a la laguna los fines de semana, la cantidad de pejerreyes que se llevan es muy superior a la que nos llevamos nosotros. Además nosotros vivimos de esto y muchos de los que vienen son turistas de otras provincias que sólo lo hacen por deporte”.
Más allá de que la laguna pertenezca a los distritos de Diego de Alvear y de Aarón Castelllanos, los cierto es que al estar bajo agua ese espejo le corresponde a la provincia y es Santa Fe quien debe regular el recurso porque en un plazo no muy grande, “nos vamos a quedar sin pescados y nosotros nos vamos a quedar sin trabajo”,
Los cierto es que existen dos pesqueros; El Amanecer y La Picasa. Los dos se encuentran en campos que pertenecen a Diego de Alvear pero los propietarios son; uno de San Gregorio y el otro de un empresario de Venado Tuerto.
La pesca en la laguna no es un fenómenos de ahora sino que se viene llevando a cabo desde el año 2001. Sucede que este año explotó turísticamente el destino en función al “pique” que hay y el buen tamaño de las piezas al punto tal que se llegaron a sacar pejerreyes de más de dos kilos en varias oportunidades y hasta incluso un fileteador de San Gregorio, Jesús Molina, contó que “llegué a filetear uno de 2,7 kilogramos”.
Cristián Ezequiel Fresco, un joven pescador con red de Diego de Alvear, contó que comenzó con la pesca para ayudarle a su padre que tiene 60 años pero previo a eso, trabajaba como albañil. “Este trabajo es más duro que el de albañil pero acá ganó un poco mejor que antes. Pero la vedad que el trabajo del pescador es muy sacrificado”.
Muy similar es la historia de Jesús Molina quien aprendió el oficio de fileteador para mejorar su calidad de vida. “Con el pejerrey me pude hacer mi ranchito y darle trabajo a nueve personas que trabajan conmigo en el fileteado y en la limpieza del pescado”.
En efecto los turistas embarcados, al terminar la jornada deportiva van con sus presas a distintas casas donde se realizan los fileteados. La casa de Molina es una de ellas. Allí cobran 25 pesos para filetear el pejerrez y 18 pesos para limpiarlo. Además en la cooperativa de trabajo de Jesús, se vende al público y los precios van desde los 350 hasta los 450 pesos.
Vaciamiento
El miedo de pesqueros que viven de esa actividad, alrededor de 300 personas en la pequeña localidad de Diego de Alvear y algo menos en la localidad de San Gregorio, es que se produzca el vaciamiento de la laguna y por ello es que los pescadores de Diego de Alvear le manifestaron su preocupación al mandatario comunal, Daniel Sagardía quien el 4 de mayo elaboró una ordenanza que entró en vigencia ayer 9 de mayo en la que establece restricciones al ingreso de trackers (o lanchas). Sólo podrán hacerlo los fines de semana y los feriados.
Tal cual diera cuenta éste diario, en su edición de ayer, “la ordenanza sancionada por la Comuna de Diego de Alvear busca reglamentar en el distrito la pesca deportiva a fin de “preservar la fauna de la laguna La Picasa, en especial el pejerrey”.
Establece que desde el 1 de diciembre al 31 de octubre de cada año “las personas interesadas” en desarrollar la referida actividad sólo podrán hacerlo los sábados, domingos y feriados con un cupo máximo de 40 ejemplares diarios por pescador o transporte. Y permite la pesca comercial de lunes a viernes en la jurisdicción.
Además fija que del 1 de septiembre al 30 de noviembre, cuyo período coincide con la veda comercial, este tipo de pesca, que se realiza a través de redes, podrá únicamente llevarse adelante los sábados, domingos y feriados con un máximo de 15 piezas. En esa lapso queda prohibido llevar adelante “cualquier tipo de concurso o certamen de pesca”.
El ex guardafauna de Melincué, Armando Senese, sugirió que “lo que hay que hacer es regular el uso del recurso a través de las redes que se utilizan para extraer pescados y también de las cañas porque si dejas que entren muchas lanchas o trackers, se llevan muchos pejerreyes y a la larga termina produciendo un vaciamiento de peces en la laguna”.
“En Melincué no se cuidó el recurso y ahora no es una alternativa o destino para pescar como lo fue tiempo atrás. Acá venía mucha gente a pescar y eso alimentaba a los comercios del pueblo, los restaurantes y las cabañas que estaban todas alquiladas, fundamentalmente durante los fines de semana”.
Tensión
El equipo periodístico de este diario fue hasta el lugar dónde salen a diario las pequeñas embarcaciones que pescan con red o mallas. El lugar no está ni en los pesqueros El Amanecer ni La Picasa sino que es en una zona agreste y costera del espejo de agua. Amablemente uno de los pescadores charló con los cronistas de La Capital que luego emprendieron la retirada hacia el pueblo de Diego de Alvear.
Al regresar, en el móvil en el que se desplazaban los tres periodistas, fueron interceptados por varios integrantes de la cooperativa de pescadores que modo poco amigable los obligaron a detener la marcha. Allí dijeron insólitamente que debían pedir permiso para ingresar a la laguna. Luego dijeron; «Vayan para el pueblo que queremos charlar con ustedes». El auto de La Capital enfiló para el pueblo y los pescadores seguían desde atrás en un VW Gacel desvencijado.
Tras llegar al pueblo, los cronistas esperaron al auto que supuestamente venía atrás pero que nunca llegaba. A los diez minutos aparece un muchacho en una moto que trajo un mensaje. Dicen los muchachos que los esperen que se les incendió el vehículo. Ante la incredulidad de los periodistas de La Capital, a esa altura bastante asustados, decidieron esperar a los muchachos de la cooperativa que llegaron en un Renault Megane, desvencijado también por cierto.
En una plaza fue la improvisada charla que arrancó muy tensa. Con el correr de los segundos, el tono coloquial fue dominando el escenario de la charla y ya esos cinco fornidos muchachos no parecían ser los que minutos antes habían cruzado el auto en la calle para evitar el paso del móvil de La Capital y en todo desafiante habían retado a los cronistas por ingresar sin “su” permiso a la laguna.
Allí explicaron correctamente que la lucha de ellos es contra gente poderosa y con mucho dinero y que estaban tensos por esa situación que están viviendo. “Nos quieren hacer creer que nosotros que pescamos con redes somos los malos de las película y la verdad es que con la cantidad de trackers que ingresan a pescar a la laguna, ellos se llevan mucho más que nosotros. Con una diferencia, para nosotros el pescado es nuestra comida, nuestra forma de rebuscarnos. Para muchos de ellos es sólo un deporte”, dijo otro de los integrantes de la Cooperativa de Pescadores de Diego de Alvear, Diego Leiva.
Superado el susto inicial, uno de los periodistas le dijo entre risas al corpulento y con voz de “chico malo”, Colo Lucero, que ellos les habían dado un susto bárbaro. Otro de los pescadores, entre risas, dijo que el colo parece malo pero es “más bueno que el Quacker”. Ahí sí, la distensión total se apoderó del ambiente. Luego los periodistas emprendieron la retirada ante los interminables saludos de los pescadores dieguenses.
Producción periodística: Gustavo Orellano, Carlos Walter Barbarich, Luis Emilio Blanco/La Capital
Fuente: La Capital