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«Hermana, soltá la panza», una muestra fotográfica que derriba estereotipos y prejuicios

Se trata de una propuesta recién inaugurada en el Centro Cultural Recoleta que forma parte de una campaña creada por el colectivo Mujeres que no fueron tapa (Mqnft), que invita a reflexionar sobre la diversidad de los cuerpos, a la vez que interpela los patrones de belleza y género impuestos socialmente.

¿Qué pasa cuando liberás la panza? ¿Qué te decís cuando te mirás al espejo? ¿Cómo aprendiste que tener panza está mal?, son algunas de las preguntas que articulan el recorrido por «Hermana, soltá la panza», una muestra recién inaugurada en el Centro Cultural Recoleta que forma parte de una campaña creada por el colectivo Mujeres que no fueron tapa (Mqnft) e invita a reflexionar sobre la diversidad de los cuerpos, a la vez que critica los estereotipos de belleza y género impuestos socialmente

«Uno de los objetivos de la muestra era salir de la virtualidad y que estas imágenes pasaran al espacio público, a la pared, para generar otras miradas sobre la circulación del cuerpo. No son lo mismo las imágenes que ves scrolleando que las que te impactan en el tránsito, en la calle, en las publicidades que vemos cuando vamos en el auto», explica Lala Pasquinelli, artista, fundadora del movimiento Mujeres que no fueron tapa y organizadora de la muestra, que permanecerá abierta hasta mayo.

La exposición que se despliega en el Recoleta articula fotografías, textos y audios de mujeres que enseñan su panza y relatan historias sobre esa región de la anatomía sobre la que pesa un imperativo disciplinador según el cual solo un abdomen chato es sinónimo de belleza.

«Pero esos cuerpos son invisibles para nosotras -advierte la activista-. Son los cuerpos de todas las mujeres que tenemos alrededor pero no los vemos porque nuestro ideal de representación está tan construido por esos estereotipos que no se nos parecen y por estas identidades que nos resultan inalcanzables, que ni siquiera podemos percibirnos y mirarnos a nosotras como dentro de lo posible».

Luis Gimelli, que trabajó en «una especie de co-curaduría junto con Pasquinelli y Paula Bizzio», señala que «de alguna manera, lo que se expone es lo que a todos nos atormenta en la vida y lo que menos queremos mostrar: nuestras panzas. Cuando la pensé dije ´bueno, si eso va a estar tiene que ser una muestra muy empática pero no por eso dejar de lado una postura muy crítica con respecto a la idea de cuerpo hegemónico que nos ha torturado toda la vida”

Las fotos que aparecen de cuerpo entero muestran a mujeres en la playa o sentadas tomándose una selfie, con las panzas al aire, sueltas, libres y cómodas. Las que aparecen en mosaico, juntas y en diferentes tamaños, son acompañadas por testimonios que pueden escucharse a partir de la lectura de un QR con un celular. También se incluye un instructivo sobre «cómo soltar la panza».

«Meter panza es algo muy propio del aprendizaje que tenemos las mujeres y de la memoria del cuerpo, de todo lo que está en juego: de la vergüenza de mostrarla a la obligación de ocultarla», relata Adelardi en relación a la consigna de la campaña.

«El gesto de encontrarnos con otras, tener otras conversaciones y alejarnos de aquellas que nos hacen mal, el gesto de ponerle un freno a los comentarios sobre nuestros cuerpos y dejar de consumir imágenes que nos dañan. Creo que hay que empezar por esos lugares que es lo que desencadena otras consecuencias», subraya Pasquinelli.

«Nosotras no mostramos belleza en términos de lo que considera el algoritmo, entonces esto nos restó mucha visibilidad sobre gran parte de la campaña. La viralización, a causa de que nuestras seguidoras compartían nuestro contenido, ayudó a que saliéramos adelante», explica.

En esa línea, Pasquinelli propone hacer un llamado a reflexionar sobre nuestros propios consumos. «Hay un sesgo propio de lo que consumimos, estaría bueno obligarnos a consumir cuerpos que se nos parecen, gente que se nos parece o que es diferente», señala.

Las fotografías revelan mujeres que «están ahí plantadas, contentas, haciendo lo que tienen ganas de hacer y eso tiene mucha fuerza», observa Pasquinelli. Su carácter desafiante y contrahegemónico emociona, moviliza, impacta. «La invitación de la muestra es a encontrarte en estas historias y darte cuenta de que eso que a vos te pasó, son cosas que no te pasaron solo a vos, sino que es un problema que está afuera», remarca, y cuenta también que le gustaría que quienes visiten la exposición experimenten «el alivio que da reconocerte en otra»(Elaborado en base a una nota deTELAM).

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